El rey de Tailandia veta que una princesa se presente a las elecciones

El moncarca había calificado de "extremadamente inapropiado" que Ubolratana fuera candidata

Fotografía de archivo de la princesa Ubol Ratana de Tailandia en la Expo de Zaragoza de 2008

Fotografía de archivo de la princesa Ubol Ratana de Tailandia en la Expo de Zaragoza de 2008 / periodico

Adrián Foncillas / Pekín

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La excentricidad duró un día. La princesa Ubolratana no comparecerá a las inminentes elecciones presidenciales de Tailandia como había anunciado el viernes. El rey Vajiralongkorn desaprobó su iniciativa y finiquitó de facto la aventura que había provocado un seísmo en la política nacional. Lo ha confirmado su partido, Thai Raksa Chart, este sábado en un escueto comunicado: “Cumplimos con las instrucciones reales”.

La princesa también acató la voluntad de su hermano horas después en su cuenta de Instagram. Agradeció el apoyo popular y pidió que el país diera al fin un paso adelante para que “sea admirada y aceptada por la comunidad internacional y todos los tailandeses disfruten de derechos”. El mensaje encerraba una crítica a la Junta militar que ha gobernado desde la asonada de 2014.

Su candidatura había quedado herida de muerte desde que el rey Vajiralongkorn emitió un comunicado a última hora del viernes calificándola de “extremadamente inapropiada” por romper la tradición real de mantenerse alejada de la política. Aunque la princesa había renunciado décadas atrás a sus títulos reales tras casarse con un estadounidense, ha mantenido su estatus y se ha presentado como miembro de la dinastía Chakri. La decisión final sobre las candidaturas recae sobre la comisión electoral pero es utópico que ignore los deseos del monarca.

Casada con un estadounidense

Las escasas horas de vida de la candidatura de la princesa Ubolratana habían sacudido al país. En las redes se popularizó un hashtag que deseaba una larga vida a la esbelta, como muchos la conocen, y abundaron entusiastas comparaciones con otras lideresas globales. La princesa se había presentado con un partido apadrinado por el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, un personaje divisivo y cuya influencia han pretendido borrar los militares. Las elecciones se planteaban como un duelo fragoroso. A un lado, los seguidores de Thaksin, pobres campesinos en su mayoría pero representados por una princesa. En el otro, la Junta golpista, encabezada por el actual primer ministro y militar Prayuth Chan-Ocha, quien se ha publicitado como el garante de la paz y el orden.