Corea del Sur se resiste al #MeToo

La irrupción del feminismo ha polarizado la sociedad del país asiático, de sólidas estructuras patriarcales

Mujeres surcoreanas que abrazan el #Metoo

Mujeres surcoreanas que abrazan el #Metoo / periodico

Adrián Foncillas

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El reciente debate sobre la reforma para reservar la mitad de los asientos parlamentarios a mujeres en Corea del Sur fue fragoroso. Decenas de hombres se reclamaron como víctimas de un clima revanchista. El sentimiento llegó a las redes sociales y algunos pidieron también la paridad en el Ejército. No es raro que la batalla de géneros desemboque ahí: si quieren igualdad, alegan, que también cumplan el servicio militar de dos años. Son ejemplos cotidianos de un debate inagotable que ha polarizado sin remedio a una sociedad tradicionalmente homogénea.

Las sólidas estructuras confucianas y patriarcales explican la tardía llegada del movimiento #Metoo a Corea del Sur. También explican su brío actual y las resistencias. El tsunami ha empujado a los hombres de todo el mundo a abrazar la causa o al prudente silencio. Corea del Sur es la excepción. Muchos se creen estigmatizados y perseguidos, ven en las cuotas un injusto freno a su valía laboral y no disfrutan con las chanzas sobre el tamaño de sus penes, las sugerencias de abortar los fetos masculinos o las caracterizaciones como insectos que parten de las webs feministas radicales.

El 56 % de los jóvenes señalaban la batalla de los géneros como la principal causa divisoria de la sociedad en una encuesta de diciembre. El debate tiene consecuencias políticas. El presidente Moon Jae-in, ferviente feminista, ha visto derrumbarse el apoyo de los jóvenes varones hasta el 29,4 %, mientras el de las mujeres alcanza el 64,5 %.

El contexto revela el sentimiento de represión que sienten ambos bandos, sostiene Soojin Park, experta del think tank Wilson Center. ·La mujer se subleva contra muchas discriminaciones y maltratos en una sociedad patriarcal. Y muchos hombres pueden sentirse excesivamente condenados cuando, desde su perspectiva, también padecen cargas sociales como la obligación de pagar la costosa vivienda familiar cuando se casan", señala.

Desarrollo económico e igualdad

La historia en Occidente y la lógica sugieren que el desarrollo económico y la igualdad de géneros caminan juntos. Asia lo desmiente. Las sociedades surcoreana y japonesa son las más avanzadas y las más discriminatorias. Corea del Sur ocupa el puesto 115 en la clasificación de igualdad de géneros elaborado por el Foro Económico Global.

La reforma legal que busca la paridad en el Parlamento llega cuando solo el 17 % de los asientos son ocupados por mujeres. Apenas el 19,4 % de los abogados, el 23,9 % de los médicos o el 23 % de los profesores universitarios son mujeres. Estas ganan el 63 % del salario de los hombres, el mayor desequilibrio en el grupo de las economías avanzadas de la OCDE. La discriminación en el mercado laboral es rampante. Apenas el 2,7 % de los 15.000 altos cargos están ocupados por mujeres y tres de los cuatro mayores bancos han alterado las puntuaciones en las pruebas de acceso para favorecer a los hombres.

Soplan vientos de cambio en el país. La semana pasada fue sentenciado a dos años de cárcel por acoso sexual el fiscal Ahn Tae-geun. El caso, denunciado el pasado año, marcó el desembarco del # Metoo en Corea del Sur. Ya han sido condenados el poeta Ko Un, el director de teatro Lee Yun-taek y el líder religioso Lee Jae-rok. La lupa se ha posado sobre la política, la industria del entretenimiento y otros sectores tradicionalmente turbios. Ninguno lo es más que el deporte, asolado por un seísmo de consecuencias aún desconocidas desde que la campeona olímpica Shim Suk-hee denunciara los abusos sexuales sufridos y otras siguieran su senda.

Seúl ha encargado a la comisión de derechos humanos una investigación mastodóntica que incluirá miles de adultos y niños de una cincuentena de deportes. Cubrirá desde los colegios de primaria hasta los campeones olímpicos. Empezará la semana próxima y podría alargarse durante más de un año.

Las grabaciones ocultas

Las masivas manifestaciones del pasado año contra las grabaciones ocultas revelaron que las mujeres ya no aceptan resignadas más humillaciones. Los baños o vestidores públicos son una amenaza diaria para millones de ellas. Pueden ser filmadas por microcámaras escondidas en cualquier rincón y verse después en páginas eróticas.

El "porno de venganza" que cuelgan los novios despechados agrava el cuadro. Seúl admitió que el fenómeno molka (bautizado así por un viejo programa televisivo de bromas con cámaras ocultas) es una epidemia y reclutó a 8.000 funcionarios para escrutar a diario los más de 20.000 baños públicos de la capital. El Gobierno también reconoció su escaso interés. Fueron necesarios 15 años de denuncias para que cerrara la web Soranet, que contaba entonces con 80.000 videos pornográficos de cámara oculta y más de un millón de abonados. Otras páginas llenaron rápidamente el vacío.

¿Nace el conflicto en el feminismo radical que desborda la lucha por la igualdad y copia los excesos del machismo o en la voluntad masculina de preservar sus derechos históricos? Algunos hombres que recibieron con simpatía el #Metoo piensan que ha roto los límites razonables.  Para Katharine Moon, del Departamento de Ciencia Política del Wellesley College, lo único radical son los derechos de los hombres. "Incluso los que se consideran más progresistas temen el auge de la mujer", señala.

"Las viejas creencias y prácticas sobre la superioridad del hombre y la natural competitividad de la sociedad surcoreana facilita que los hombres se sientan más amenazados (…) Especialmente entre la juventud que sufre altos niveles de desempleo, muchos hombres se sienten castrados y culpan a las mujeres de problemas que van más allá de los individuos o el género", zanja.