LAS RELACIONES ENTRE MOSCÚ Y TOKIO

Putin y Abe intentan un compromiso sobre la soberanía de las islas Kuriles

La soberanía de dicho territorio, arrebatado por Moscú durante la segunda guerra mundial, impide la firma de un tratado de paz y frena las relaciones entre ambos países

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Marc Marginedas

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Mucho terreno que desbrozar para que Rusia y Japón puedan poner fin al estado de guerra que de forma oficial preside sus relaciones desde hace más de siete décadas. Y ello, si es que finalmente sucede. Tal es la conclusión que puede extraerse de la visita realizada este martes por el primer ministro japonés, Shinzo Abe, a Moscú, donde se entrevistó con el presidente ruso Vladímir Putin. "Ante nosotros tenemos el arduo trabajo de crear las condiciones para que lleguemos a una solución mutuamente aceptable", ha declarado el líder del Kremlin durante la rueda de prensa conjunta con Abe.

En términos muy similares se ha expresado el mandatario japonés. "Resolver problemas pendientes durante 70 años no es fácil, pero deberemos hacerlo", ha destacado en la comparecencia ante los medios.

La disputa soberanía de las islas Kuriles, un estratégico archipiélago en el mar de Ojotsk ocupado por el Ejército soviético en las postrimerías de la segunda guerra mundial, cuando el Imperio japonés ya había sido derrotado por los aliados, y que cuenta además con importantes yacimientos minerales y reservas pesqueras, impide dicho acercamiento.

Para la Marina rusa el control del territorio es una cuestión vital, ya que ello permite a la flota rusa del Pacífico con base en Vladivostok salir a mar abierto. El contencioso genera debates apasionados en ambos países, y prueba de ello es la manifestación de protesta contra la posible devolución del disputado territorio, que tuvo lugar este mismo martes ante la embajada de Japón en Moscú. En el acto participaron centenares de personas y, según informaciones de OVD-Info, un total de 11 individuos resultaron detenidos.

En un momento en que sus registros de popularidad atraviesan horas bajas, el mandatario ruso no quiere dar pasos en falso que alienen aún más a su opinión pública que, según los sondeos, es mayoritariamente contraria a cualquier cesión territorial a Japón. "Por supuesto, las soluciones propuestas por los negociadores deberán ser aceptables para las gentes de Rusia y Japón, apoyadas por las sociedades de ambos países", ha enfatizado Putin. El logro más destacado de la visita de Abe a Rusia es el compromiso de celebrar una reunión de los ministros de Exteriores de ambos países en febrero para abordar de nuevo la cuestión.

Relaciones distantes

La disputa territorial ruso-japonesa hace tiene su fiel reflejo en el estado de las relaciones bilaterales, pobres y distantes pese a tratarse de países vecinos. Ello se refleja en la escasísima presencia de inversión directa japonesa en los territorios del Lejano Oriente ruso, entre otros aspectos. 

El propio ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, constató este hecho durante su rueda de prensa anual, celebrada hace escasos días en la capital rusa. Ambos países "estamos lejos de ser socios, no solo en las relaciones internacionales, sino también en el hecho de encontrar vías constructivas para mejorar nuestras relaciones". Putin y Abe decidieron impulsar en noviembre pasado en Singapur, en un encuentro mantenido en un aparte de la cumbre de la ASEAN, este proceso de acercamiento, empujados ambos por diferentes razones políticas. El líder ruso, enfrentado con EEUU y la UE, busca en Asia alianzas que le permitan sortear la creciente presión que procede de Occidente. El mandatario japonés, por su parte, pretende pasar a la historia firmando el histórico tratado de paz. 

Eso sí, el camino hacia la normalización ruso-japonesa está repleto de obstáculos. En su alocución del Año Nuevo, Abe provocó una breve crisis bilateral al declarar que había que ayudar a los residentes rusos de las Kuriles a aceptar la soberanía japonesa. El embajador japonés fue convocado por el Ministerio de Exteriores ruso, al tiempo Moscú acusaba a Tokio de "deformar" el contenido de los acuerdos a los que llegaron el presidente ruso y el primer ministro japonés hace tres meses.