EL REGRESO DE RUSIA

Putin, el gran desestabilizador

El presidente ruso, Vladimir Putin, inspecciona el arsenal de la fortaleza de Pedro y Pablo, en San Petersburgo.

El presidente ruso, Vladimir Putin, inspecciona el arsenal de la fortaleza de Pedro y Pablo, en San Petersburgo. / periodico

Marc Marginedas

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Crispada y alteradaMaria Zajárova ni siquiera quiso edulcorar sus nítidas amenazas con vocablos de cortesía supestamente propios de quien ejerce la portavocía de la diplomacia en un país como Rusia. En declaraciones a la prensa a principios de diciembre, la alta funcionaria del Ministerio de Exteriores ruso se hizo eco de unos presuntos planes de EEUU de instalar bases en Chipre, isla a tiro de piedra de Siria, donde el Kremlin mantiene desde hace tres años un enorme despliegue militar. Y en un lenguaje carente de contemplaciones y muy probablemente no escuchado desde el final de la guerra fría del siglo XX, dio a entender que Moscú respondería a cualquier movimiento en la isla mediterránea con una campaña de desestabilización

"Estamos obteniendo información de varias fuentes de que EEUU está estudiando opciones de forma activa para incrementar su presencia militar en Chipre", previno. "Ser incluido en los planes de EEUU y la OTAN en el Mediterráneo oriental y Oriente Próximo traerá de forma  inevitable peligrosas desestabilizadoras consecuencias [para el país]", continuó, sin dejarse advertencia alguna en el tintero.

Podromos Podromou, portavoz del Ejecutivo chipriota, respondió raudo a la invectiva rusa, y lo hizo en un tono conciliador que hasta podría describirse como sumiso. "Queremos clarificar que nunca ha sido nuestra pretensión, ni buscamos la militarización de Chipre", subrayó. "La República de Chipre, dada su posición ventajosa, ofrece instalaciones para misiones de naturaleza humanitaria", concluyó.

"¡Madre mía!, están muy subidos de revoluciones", valoró entonces un diplomático occidental en Moscú al leer la intervención de la responsable rusa en una página web.

Chipre, país sensible a la presión rusa

La especial sensibilidad de Chipre a cualquier medida de presión ordenada desde Moscú no constituye ningún secreto. Varios datos lo corroboran: el país recibe anualmente oleadas de turistas de Rusia y es, según los datos oficiales, el tercer inversor en la economía rusa, aunque en realidad se trate de capitales rusos replegados en cuentas off shore de bancos chipriotas para evador impuestos en su estado de origen. Pero en Nicosia también se tiene muy en cuenta lo sucedido en países como la República CentroafricanaLibia o incluso Ucrania, donde la mano rusa está agitando los precarios equilibrios internos y azuzando conflictos domésticos.   

Las armas que emplea Moscú en esta suerte de guerra no convencional han sido ya descritos por los analistas en numerosas ocasiones, y suplen la evidente desventaja de Moscú en potencial militar. "En el 2014, en plena crisis de Ucrania, en lugar de ceder a la presión, el Kremlin optó por responder en una serie de frentes, en particular en la información, con los ciberataques y en la política interna de los países occidentales", responde en un email a EL PERIÓDICO Dmitri Trenin, director del centro Carnegie de Moscú.

La cadena RT, que emite en diferentes idiomas para audiencias foráneas y que ha sido acusada en innumerables ocasiones de violar los principios de la ética periodistica difundiendo noticias falsas, junto a las fábricas de trolls rusas que en las redes sociales amplifican cuestiones que polarizan a las opiniones públicas, así como el apoyo y la financiación que fuerzas políticas euroescépticas en los países de la UE reciben de Rusia son tres de los recursos empleados por Moscú para promover su agenda desestabilizadora en Europa o EEUU.   

Desestabilización global

Al tratarse de métodos que, "aunque costosos, son asumibles por un país que apenas invierte en gasto social", recuerda Nicolás de Pedro, analista del think tank británico The Institute for Statecraft, es de prever que Moscú no depondrá su actitud ni a corto ni a medio plazo ya que se trata de recursos "económicamente sostenibles" en el tiempo. Así las cosas, el Kremlin, con un PIB similar al de España y un gasto militar diez veces inferior al de EEUU, ha logrado recuperar su papel de actor global perdido tras la derrota en la guerra fría del siglo pasado.

El precio del resurgimiento de Rusia en la escena mundial es la paulatina marginación de las reglas y normas que regían las relaciones internacionales desde el siglo pasado, imponiéndose una suerte de ley del más fuerte y debilitando el peso de las convenciones, el derecho internacional o las organizaciones multilaterales en la gestión de los conflictos. "Rusia ha utilizado la fuerza para tomar un territorio [Crimea], rediseñó fronteras para anexionárselo y envió una insurgencia armada a otro país" [Ucrania] en un continente "como Europa", recuerda Trenin en un artículo titulado, 'Rusia, un desestabilizador del orden posterior a la guerra fría'.

Muchos expertos se preguntan hasta cuándo mantendrá Rusia su papel de desestabilizador global, y si existe algún incentivo o posibilidad de que deponga su actitud en algún momento. "En principio, Moscú querría un acuerdo que tomase en cuenta sus necesidades de seguridad y permitiera un grado de cooperación en el futuro; semejante pacto, sin embargo no está en oferta ni ahora ni en un futuro previsible", sostiene Trenin. De Pedro, en cambio, cree que como mínimo, el Kremlin recularía si percibiera "firmeza" en el bando occidental, o se le hiciera sentir que sus operaciones de desestabilización tienen "costes". "Se ha demostrado que son sensibles a la presión", concluye.