INTERVENCIÓN POLÉMICA

Trump falsea la realidad en su discurso para reclamar la construcción del Muro

Trump denuncia una crisis humanitaria en la frontera de Estados Unidos para construir el muro

Trump denuncia una crisis humanitaria en la frontera de Estados Unidos para construir el muro. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Donald Trump redobló la batalla política que mantiene con los demócratas para construir el Muro en la frontera de México con un discurso a la nación lleno de distorsiones en el que describió una situación caótica a orillas del río Grande. Trump aseguró que existe una “creciente crisis humanitaria y de seguridad en la frontera” que ha puesto al límite los recursos públicos y planea como una siniestra guadaña sobre la integridad de los estadounidenses. “A lo largo de los años miles de americanos han sido brutalmente asesinados por aquellos que entraron ilegalmente en nuestro país y miles de vidas más se perderán si no actuamos ahora”, dijo durante la alocución.

El discurso no fue particularmente persuasivo, sino más bien un reciclado de la retórica contra los inmigrantes a la que lleva recurriendo desde que entró en política en el 2015. El Muro se ha convertido en algo más que un símbolo para Trump. Fue la primera de sus promesas de campaña, pronunciada el

mismo día en el que anunció su candidatura en Manhattan diciendo que los inmigrantes “traen drogas, traen crimen, son violadores”.

Promesa por cumplir

Los sectores más duros de su electorado no han olvidado la promesa y el ahora presidente sabe que se juega su credibilidad. De ahí que haya forzado el cierre del Gobierno por el rechazo de los demócratas a darle 5.700 millones de dólares que reclama para construir la barrera fronteriza, un desaguisado que dura ya 18 días y ha dejado a 800.000 funcionarios sin sueldo. La mitad ni siquiera van a trabajar y miles de familias atraviesan una situación crítica por la obstinación del presidente en una batalla que no puede ganar.

Si no la puede ganar es en gran medida porque la realidad se parece muy poco al pandemonio que describe en sus discursos. La “emergencia nacional” de la que habla solo parece existir en su cabeza. De acuerdo con las últimas estadísticas oficiales, el año pasado fueron aprehendidos en la frontera 396.579 inmigrantes indocumentados, una cifra inferior a la media de 400.751 detenidos

anualmente durante la pasada década. En el 2017 fueron poco más de 310.000, la cifra más baja de los últimos 45 años y nada que ver con los 1,6 millones que fueron aprehendidos en el 2000.

De hecho, la mayoría de los simpapeles que viven en Estados Unidos no cruzan ilegalmente la frontera, sino que se quedan en el país después de que expiren sus visados. Tampoco se sostiene su sistemática tendencia del presidente a vincular a los inmigrantes con el crimen. “En los últimos dos años, los agentes de inmigración arrestaron a 266.000 ilegales con antecedentes penales”, dijo Trump el martes.

Menos que la población nativa

Pero esa cifra incluye también a aquellos con antecedentes por delitos no violentos, desde infracciones de tráfico a entrada irregular en el país. De acuerdo con la Academia Nacional de las Ciencias, los extranjeros delinquen menos que la población nativa, la misma conclusión a la que llegó recientemente el conservador CATO Institute al analizar los homicidios en Tejas.

Otra de las justificaciones que Trump esgrime para levantar el Muro es la necesidad de frenar el narcotráfico. “Nuestra frontera sur es un coladero para la entrada de ingentes cantidades de drogas

ilegales, incluida la metanfetamina, heroína, cocaína y fentanilo”, afirmó en su discurso. Es cierto que el 90% de las drogas consumidas en EEUU llegan a través de México (el fentanilo es una excepción porque entra por correo desde China).

Paso por aduanas

Pero como ha reconocido la Agencia Antidrogas (DEA), la gran mayoría de los estupefacientes se cuelan por las aduanas oficiales, escondida en “vehículos privados y camiones”. Tampoco es verdad que el río Grande sea un paso franco para el terrorismo. Hasta 4.000 terroristas han sido detectados en la frontera, dijo la Casa Blanca hace unos días. Una afirmación que disputó en 2017 un informe del Departamento de Estado. “No hay pruebas creíbles de que los grupos terroristas internacionales hayan establecido bases en México, que trabajen con los cárteles o que hayan enviado operativos a EEUU a través de México”, decía el documento. Nada de esto parece importarle a Trump, empeñado en explotar burdamente la propaganda para alcanzar sus fines políticos. Esta vez lo tiene complicado. La mayoría de estadounidenses se opone a la

construcción del Muro y culpa al presidente del cierre del Gobierno, según las encuestas. En cualquier caso, a Trump no parece importarle demasiado la realidad. Como otros demostraron antes que él, basta con repetir mil veces una mentira para que se convierta en realidad.