crisis en francia

Macron no cambiará el rumbo de sus políticas pese a la "ira" de los franceses

El presidente francés reafirma su voluntad de llevar adelante sus reformas a pesar del descenso de popularidad y las prolongadas protestas de los 'chalecos amarillos'

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante su mensaje de Fin de Año.

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante su mensaje de Fin de Año.

Irene Casado Sánchez

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Hace doce meses, en el tradicional discurso de Fin de Año, Emmanuel Macron pronosticaba que el 2018 sería "el año de la cohesión de la nación". Frente a las jornadas de protestas y movilizaciones protagonizadas por los ‘chalecos amarillos’ en las últimas semanas, el vaticinio de aquel 31 de diciembre parece poco acertado. En este contexto, pese a la crisis social y al desplome de su popularidad, Macron aprovechó la alocución anual de la noche del pasado lunes para defender sus criticadas reformas y anunciar que no cambiará de rumbo.

En sus dieciséis minutos de discurso, de pie frente a las cámaras en el palacio del Elíseo, Macron evitó citar directamente a los ‘chalecos amarillos’. Sin embargo, no faltaron alusiones al movimiento: "los grandes desgarrones y la ira venían de lejos: la ira contra las injusticias, contra el curso de la globalización a veces incomprensible, la ira contra un sistema demasiado complejo y carente de benevolencia, la ira también contra los cambios profundos que cuestionan nuestra sociedad acerca de su identidad y significado".

Una "ira" que Macron asegura comprender pero ante la cual no se "resigna": "nuestro país quiere construir un futuro mejor basado en nuestra capacidad de inventar, nuevas formas de hacer y estar juntos". De cara a este futuro, el mandatario galo pidió "paciencia" a los ciudadanos, alegando que "las bases de una estrategia ambiciosa para mejorar" ya están establecidas, si bien "los resultados no pueden ser inmediatos y la impaciencia, que comparto, no podría justificar ninguna renuncia".

Protectos sensibles

Además de defender las reformas del sector ferroviario y laboral implementadas en el 2018, Macron reafirmó su intención de llevar a buen puerto la reforma del seguro de desempleo, de las pensiones y del sector público francés, tres proyectos especialmente sensibles en un contexto de fuerte malestar social. Con el objetivo de apaciguar la contestación ciudadana, el presidente francés anunció que en los próximos días dirigirá una carta a los franceses para detallar e iniciar "el gran debate nacional" que prometió en diciembre y que prevé dar respuesta a los reclamos de los ‘chalecos amarillos’.

Si muchos esperaban un discurso conciliador, así como el anuncio de nuevas concesiones en el marco del "estado de emergencia económica y social" decretado por el presidente, Macron apostó por hacer especial hincapié en los violentos altercados que marcaron varias jornadas de protestas. "He visto estos últimos tiempos cosas impensables y escuchado otras inaceptables", afirmó el mandatario antes de fustigar a los "portavoces de una multitud aborrecible" que cargan contra "los diputados, las fuerzas del orden, los periodistas, los judíos, los extranjeros", bajo el pretexto de "hablar en nombre del pueblo".

Un mensaje dirigido a los manifestantes que no sólo critican las políticas del presidente, sino que también cuestionan su legitimidad: "El pueblo es soberano y se expresa en las elecciones eligiendo a los representantes para que hagan la ley", lanzó, asegurando también la protección del orden republicano. Un orden indispensable para continuar con su agenda política donde la preocupación por el empleo prevalece sobre el poder adquisitivo. "No podemos trabajar menos y ganar más", defendió Macron antes de reivindicar el "sentido del esfuerzo y del trabajo".

Críticas de la oposición

La oposición, tanto de izquierdas como de derechas, no tardó en reaccionar frente al tradicional discurso. "Este presidente es un impostor […] y un pirómano", escribió en Twitter la líder de extrema derecha Marine Le Pen, considerando que el tono elegido por Macron avivará aún más la cólera ciudadana. Un análisis similar al de Jean-Luc Mélenchon, jefe de filas de la Francia Insumisa: "No sabemos porqué, pero todo lo que dice parece vacío. Y cuando lo entendemos, preferiríamos no haberlo hecho. ¡Qué lunático donante de lecciones!", criticó en la misma red social. Por su parte, Laurence Sailliet, portavoz del partido conservador Los Republicanos, estimó que Macron "recitó un texto sin emoción, sin convicción y muy alejado de la realidad de los franceses". El presidente "vive en otro planeta" y "no ha tomado consciencia de la magnitud de la cólera del país".

"Verdad, dignidad y esperanza", son los tres deseos de Macron para sus conciudadanos de cara a este nuevo año 2019. Sin duda, el presidente francés necesita especialmente del último para hacer frente a la "cólera" ciudadana que le ha sumido en la mayor crisis de su mandato y para la cual parece no encontrar solución.