CAMBIOS EN BRASIL

Bolsonaro se estrena con Orbán y Netanyahu como nuevos socios

Bolsonaro y Netanyahu, en un acto en una sinagoga en Río de Janeiro.

Bolsonaro y Netanyahu, en un acto en una sinagoga en Río de Janeiro. / periodico

Abel Gilbert

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El Brasil del capitán retirado Jair Bolsonaro se estrena con nuevos amigos internacionales. El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y su colega de Israel, Binyamin Netanyahu, son los invitados estelares de la toma de posesión. Venezuela, Cuba y Nicaragua, en cambio, fueron declarados indeseables de antemano. El presidente de Estados Unidos le ha dado la espalda a los fastos de la ultraderecha en Brasilia y será representado por el secretario de Estado, Mike Pompeo. Apenas un detalle menor que no modificará las aspiraciones compartidas. Bolsonaro quiere ser algo más que un socio de la Casa Blanca, aunque una reciente encuesta revela que el 66% de los consultados no cree que Brasil deba dar esa preferencia a EEUU.

Antes de tomar posesión como presidente, el ministro de Exteriores,  Ernesto Araújo, propuso a Bolsonaro impulsar un “pacto cristiano” con Washington y, tal vez, con Rusia. La nueva entente, que podría incluir a Italia y Polonia, debe enfrentar al “eje globalista” del cual forman parte China, la UE y “la izquierda americana”, según Araújo.

Cambio radical

El documento, citado por el diario paulista 'Folha', ha provocado cierto escozor en los pasillos del Palacio de Itamaraty, históricamente dirigido por diplomáticos de alto nivel político e intelectual. Como fruto de su realineamiento, Brasil, en adelante, defenderá posiciones que, reconoce Araújo, sorprenderán por su viraje radical. Ya se conoce la decisión de llevar la embajada brasileña a Jerusalén, a pesar del manifiesto rechazo de los países árabes, importantes compradores de carnes bovinas y pollos brasileños. “No estamos en el mundo para ser Miss Simpatia”, señala Araújo.

Brasil se ha retirado a su vez del Pacto Mundial para la Migración. Considera que “el derecho universal a la migración” no está por encima de “la soberanía nacional”. Todo parece indicar que abandonará el Acuerdo de París. Y ese es tan solo el comienzo de los cambios. Bolsonaro, augura su ministro, se unirá a la nueva cruzada de países “que resisten a la demonización del sentimiento nacional, al aplastamiento de la fe (principalmente cristiana)” y “rechazan el vaciamiento del alma humana y su sustitución por dogmas anémicos”.

El principal socio

Araújo cuestiona la permanencia brasileña en el BRICS (China, India, Sudáfrica, Rusia) y propone distanciarse explícitamente de Pekín, en la actualidad el principal socio comercial de Brasil. Bolsonaro encontró en Araújo un ejecutor entusiasta de su política contra Venezuela. El ministro defiende la “liquidación del bolivarianismo en las Américas”. A su criterio, “Brasil podría comandar el proceso de deslegitimación del Gobierno Maduro en Venezuela y hacer una presión total, junto con EEUU, para su sustitución por un régimen democrático”.