AVENTURA DE ALTO RIESGO

Un septuagenario pretende cruzar el Atlántico en un barril impulsado por la corriente

Jean-Jacques Savin partió este miércoles de Canarias y pretende llegar al Caribe en 3 meses

Jean-Jacques Savin, durante la construcción del barril con el que quiere cruzar el Atlántico.

Jean-Jacques Savin, durante la construcción del barril con el que quiere cruzar el Atlántico. / periodico

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El francés Jean-Jacques Savin, de 71 años, emprendió este miércoles por la mañana la travesía con la que pretende cruzar el Atlántico con un barril impulsado por la fuerza de las corrientes marinas. Savin ha partido de la isla canaria de El Hierro y espera legar al Caribe dentro de tres meses.

"Me estoy divirtiendo con olas de un metro y me muevo a unos 2km/h o 3 km/h. La cápsula está funcionando muy bien y tengo vientos favorables hasta el domingo", ha explicado el aventurero a AFP en una conversación telefónica. Savin ha estado preparando su artilugio durante meses en el pequeño astillero de Ares, en el suroeste de Francia. La inusitada nave mide 3 metros de largo, 2,10 m de ancho y tiene un peso de 450 kg en vacío.

El barril tiene forma de cápsula espacial y está construido con madera contrachapada de epoxi, un proceso que endurece el material para hacerla resistente a la fuerza de las olas. En sus 6 metros cuadrados de espacio habitable, cuenta con una litera, una minúscula cocina y un almacén. En el suelo, un ojo de buey le permite ver la fauna marina.

Pasado militar

Savin es un exparacaidista del Ejército francés, que sirvió en África, donde también trabajó como piloto privado y guardia forestal. Dice estar listo para celebrar la llegada del Año Nuevo: "Tengo preparad un poco de Sauternes [un vino dulce francés] y un paquete de foie gras", ha dicgo. También se ha reservado una botella de vino tinto de Bordeaux Saint-Emilion para celebrar su 72º aniversario, el 14 de enero.

El aventurero espera que las corrientes lo lleven naturalmente hasta su destino, sin el uso de velas ni remos. "Quizás llegue a Barbados, pero me gustaría que el destino final fuera una isla francesa como Martinica o Guadalupe. Así sería más fácil para el papelo y para poder devolver el barril a Francia", bromea.

El proyecto también contempla una aportación para la ciencia: el aventurero irá dejando marcadores de JCOMMOPS (una organización internacional que observa los océanos) para mejorar su estudio de las corrientes. Y él mismo será objeto de un control para analizar los efectos la soledad en un ambiente cerrado. Incluso el vino estará bajo la lupa: se comparará la calidad del Burdeos, conservado en una ánfora de terracota, con permaneció en el suelo. La aventura cuenta con un presupuesto de 60.000 euros, reunidos a través del crowdfunding.