CRISIS HUMANITARIA

EEUU promete cambios en la atención médica a menores inmigrantes en su custodia tras dos muertes en tres semanas

Inmigrantes centroamericanos en un centro de retención estadounidense.

Inmigrantes centroamericanos en un centro de retención estadounidense. / periodico

Idoya Noain

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Kevin McAleenan, máximo responsable de la agencia que se encarga de Protección de Aduanas y Fronteras de Estados Unidos, asegura que las muertes de quienes están bajo su custodia son "extraordinariamente raras". En las tres últimas semanas, no obstante, se han producido dos, en ambos casos de niños guatemaltecosJakelin Ameí Caal Maquin, que tenía 7 años y falleció el 8 de diciembre, y Felipe Alonzo-Gómez, de 8 años, que murió en Nochebuena. Y solo tras estos dos casos McAleenan ha ordenado una revisión de algunas políticas y cambios que incluyen un examen médico de todos los menores de 10 años bajo su "custodia y cuidado". No se dan cifras de cuántos son.

Los pasos anunciados no parecen llamados a resolver la crisis ni todos los interrogantes que plantean estas dos muertes y, en especial, la de Felipe Alonzo-Gómez. Tras ser detenido con su padre el día 18 en Tejas, el menor llevaba más de 130 horas bajo custodia de la patrulla fronteriza cuando falleció. La normativa en vigor, aunque Donald Trump intenta cambiarla, urge a que los menores no pasen más de 72 horas en instalaciones de ese cuerpo antes de ser puestos en libertad o trasladados a otras más grandes y con más servicios de otras agencias.

Las 'hieleras'

Padre e hijo pasaron los primeros dos días desde su detención en instalaciones de la patrulla fronteriza en el puerto de entrada de Paso del Norte. No se ha confirmado si allí se estaban usando las infames "hieleras", celdas donde la temperatura se mantiene extremadamente baja. Desde ese punto fueron trasladados a la estación en El Paso, donde según las autoridades se alcanzaron "niveles de capacidad" que motivaron otro traslado, el día 22, a la estación en Alamogordo. Fue donde al día siguiente un agente observó posibles "síntomas de gripe" en el menor, que fue llevado a un hospital, donde primero se le diagnosticó un catarro corriente y luego, tras detectársele fiebre, se le mantuvo hora y media en observación.

Una vez que se dio el alta de urgencias al niño con una receta de amoxicilina e ibuprofeno, padre e hijo fueron trasladados a otra instalación de detención temporal en una autopista. Allí es donde empezó a vomitar sobre las siete de la tarde del día 24. Según las autoridades su padre rechazó más atención médica. A las diez de la noche lo vieron "letárgico" y con nauseas. "Como no había unamédico de guardia", según el relato oficial, se les llevó de nuevo al hospital. En el traslado el niño volvió a vomitar y perdió la conciencia. Al llegar al centro médico no se logró reanimarlo.

Sistema inapropiado

Políticos demócratas y activistas de derechos humanos e inmigración vuelven a exigir investigaciones y respuestas. La Administración de Trump defiende que no se han violado normas existentes sobre límites de retención de menores porque, según su interpretación, legalmente discutida, solo se aplican a los que llegan a EEUU no acompañados. Hasta el comunicado de McAleenan, no obstante, apunta indirectamente a lo inapropiado del sistema actual. Reconoce que se están estudiando "opciones disponibles" para responder al incremento de detenciones de familias, tanto en cuestión de alojamiento como para prestar atención médica.

Para esta última podrían pedir apoyo de la Guardia Costera y más ayuda a los Departamentos de Defensa y Salud y Asuntos sociales y la Agencia Federal de Gestión de Emergencias. McAleenan también ha anunciado que se colabora ya con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades.

Solo en noviembre EEUU detuvo a 25.172 personas de lo que se denominan "unidades familiares". En noviembre del año pasado los detenidos fueron 7.016. El acentuado incremento apunta al fracaso de la estrategia de Trump de aplicar una política migratoria de mano dura como herramienta de disuasión.