CAMBIOS EN WASHINGTON

Trump elige al director de su oficina de presupuesto para relevar a Kelly

Mick Mulvaney será jefe de Gabinete en funciones a partir de finales de año

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Idoya Noain

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Donald Trump ha llevado el caótico y difícil proceso de selección de su tercer jefe de gabinete como si fuera un concurso o un reality show y como tal lo ha solucionado, al menos de momento. En un mensaje en Twitter este viernes, el presidente ha anunciado que Mick Mulvaney, actual director de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, será su jefe de gabinete en funciones cuando abandone el puesto a finales de año el general John Kelly.

Los retos para Mulvaney son numerosos. En enero, cuando tome posesión el nuevo Congreso, tendrá que ayudar al presidente a navegar en la difícil relación con los demócratas, que han recuperado el control de la cámara baja, una misión en la que cuenta con su experiencia como congresista. Se intensificará también el trabajo de cara a buscar la reelección en 2020. Pero, sobre todo, el jefe de gabinete va a tener que lidiar con una bomba de relojería: el fiscal especial Robert Mueller, que investiga la injerencia rusa en las elecciones de 2016 y la posible confabulación de Trump y su campaña con el Kremlin ha dado señales de estar acercándose al final de sus pesquisas. En los últimos días tanto Mueller como la fiscalía de Nueva York han estrechado un cerco que cada vez da más señales de atrapar al presidente. Su reacción es impredecible.

Con la selección de Mulvaney, en cualquier caso, el presidente solventa, por ahora, lo que amagaba con convertirse en otra crisis. El sábado pasado usó también la red social para anunciar la salida de Kelly y el mismo fin de semana se supo que el hombre que tenía en mente para sustituirle, Nick Ayers, jefe de gabinete del vicepresidente, Mike Pence, no quería el puesto, según algunas informaciones por sus malas relaciones con la primera dama, Melania Trump, y otros asesores ; según otras porque no quería comprometerse con el calendario. Lo que quedó claro inmediatamente es que Trump no tenía un plan B.

Durante la semana se ha hecho también evidente que no había mucha gente dispuesta a asumir un cargo de enorme relevancia y poder en Washington pero también difícil, desagradecido y agotador, problemas que se han multiplicado con un presidente heterodoxo y volátil  y en una Casa Blanca consumida constantemente por tensiones entre los distintos grupos y corrientes de asesores. Aunque Trump ha asegurado que “mucha gente” quería el cargo, algunos de los nombres que se han barajado han ido retirándose o siendo retirados. Incluso se había rumoreado que estudiaba elevar al cargo a su yerno y asesor, Jared Kushner.