Crisis económica en Venezuela

El diario El Nacional deja de salir por falta de papel

Testimonio del director del diario 'El Nacional'

periodico

Abel Gilbert

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Después de 75 años de circulación sin interrupción, el diario El Nacional ha dejado de estar este sábado en las calles. El viernes fue su última edición impresa. El presidente de la empresa, Miguel Enrique Otero, eligió un título más que elocuente para hacer referencia a una situación inédita: “Un descanso en el camino”. La debacle económica y la falta de papel han obligado al principal medio gráfico opositor a abandonar su lugar en las calles para dedicarse solamente a la web. Otero aseguró que, bajo las actuales circunstancias, solo conseguían suministros para imprimir 10.000 ejemplares de 15 páginas, salvo los lunes y los sábados. Pero decidieron no hacerlo para evitar un deterioro mayor de la marca.

La suerte de El Nacional no es excepcional sino una regla que se hizo carne. La crisis de los diarios se ha agravado desde la asunción del presidente Nicolás Maduro. En 2014 el chavismo comenzó a monopolizar la concesión del papel para la prensa a través de la denominada Corporación Alfredo Maneiro. Los medios opositores advirtieron desde entonces que el control del papel no sería otra cosa que el control de la palabra. La debacle económica, la más grave de la historia de ese país, agravó las condiciones de existencia del sector. El Nacional se ha convertido en el medio impreso número 66 que deja de circular de manera temporal o definitiva desde 2013. El Instituto Prensa y Sociedad de Venzuela (IPYS) ha consigado que hace cinco años existían por lo menos 90 medios impresos en 20 estados del país. En la actualidad llegan a 27. La caída ha sido del 68% .

 “Los periodistas van a seguir trabajando y luchando por el periodismo independiente en Venezuela”, explicó Otero en relación a El Nacional.

El escritor y poeta Leonardo Padrón consideró que el 14 de diciembre debe ser declarado “Día de luto para el periodismo independiente”. Willy McKey señaló en el portal Prodavinci que lo ocurrido con El Nacional no debería sorprender a nadie. “De alguna manera nos hicimos la idea de que pasaría y creímos que nada de eso estaba en nuestras manos, sino en un dios del destino que se parece demasiado a los antojos del Poder”. Su abuelo había sido reportero y linotipista de ese diario que, poco a poco, iba escribiendo su crónica final. “Vimos cómo se adelgazaba la edición dominical, mientras otros periódicos desaparecían. Vimos el divorcio entre las maneras de la edición impresa y las de la versión digital, con la intención de sobrevivir buscando el clic a como diera lugar. Vimos bobinas de papel prestadas que cruzaban la frontera en camiones escoltados por otros periodistas que hacían la cobertura de nuestra crisis con la piedad de los donativos. Vimos el asedio. Vimos la herida. Vimos todo lo que pasaba. Nada funcionó”.