CRISIS EN FRANCIA

Macron pide calma en vísperas de una nueva protesta de 'chalecos amarillos'

Manifestantes de los 'chalecos amarillos' ante una pintada que pide la dimisión de Macron, en París.

Manifestantes de los 'chalecos amarillos' ante una pintada que pide la dimisión de Macron, en París. / periodico

Eva Cantón

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ni las medidas anunciadas por Emmanuel Macron ni los llamamientos a la tregua tras el atentado de Estrasburgo impedirán que este sábado se escenifique el Acto V de la movilización de los chalecos amarillos. Desde Bruselas, donde ha asistido a la reunión del Consejo Europeo, el presidente francés ha intentado frenar una nueva protesta argumentando que el interés general obliga a iniciar un debate, más que a permanecer en la calle.

"Creo que nuestro país necesita calma", ha declarado Macron ante la prensa. "El diálogo en democracia no puede funcionar con la ocupación del espacio público y con elementos de violencia", ha apuntado. A principios de esta semana, el dirigente anunció una subida de 100 euros del salario mínimo, la bajada de impuestos a las pensiones de menos de 2.000 euros, una paga extraordinaria de fin de año y que las horas extraordinarias no estarán sujetas a cotización.

Estas medidas se añaden a la anulación de la tasa a los carburantes –detonante de la movilización- y la congelación de las tarifas del gas y la electricidad que el Gobierno había adoptado con anterioridad.

A prueba

Entre los chalecos amarillos una minoría piensa que se han dado pasos positivos y conviene aceptar la mano tendida al diálogo. Además, la espiral de violencia que se apodera de las manifestaciones, las escenas de pillaje y las imágenes de los heridos, pueden tener un efecto disuasorio en la movilización. Sin contar con que en las rotondas el cansancio se hace sentir.

Pero en el movimiento -sin líderes ni anclaje político o sindical- las reivindicaciones son heterogéneas y una mayoría cree que la respuesta del tándem ejecutivo no está a la altura.

"Dice haber escuchado el malestar democrático del país. Pero ¿qué propone para solucionarlo? Nada!", lanzaron este jueves dos de los iniciadores de la revuelta, Priscillia Ludosky y Maxime Nicolle, en una conferencia de prensa en Versalles ante el Jeu de Paume, lugar simbólico de la Revolución de 1789. Todo indica que la jornada de este sábado será un test, tanto para el gobierno como para los chalecos amarillos.

Amplio dispositivo policial

A pesar de que en las redes sociales se intuye que el número de manifestantes será menor que hace una semana, la prefectura de Policía de París mantendrá un dispositivo idéntico y la misma estrategia que hace siete días. Habrá 8.000 agentes de las compañías republicanas de seguridad, 14 vehículos blindados de la Gendarmería, controles en estaciones y principales vías de acceso a la capital y un amplio perímetro de seguridad en torno a la Asamblea Nacional, el Palacio de Matignon –sede del Gobierno- y el Elíseo.

El prefecto de policía de París, Michel Delpuech, ha explicado en RTL que la consigna de los agentes será "la división por zonas, movilidad y reactividad" para vigilar los focos de agitación y evitar que la situación degenere al caer la tarde. La semana pasada hubo 1.939 detenidos en todo el país, 1.082 sólo en la capital.

El balance de casi un mes de protestas es de 6 muertos, 1.400 heridos entre los manifestantes 717 entre los miembros de las fuerzas del orden. "Es justo ahora cuando no hay que ceder. Hay gente que ha perdido la vida, pero no para ganar 50 euros de salario mínimo", ha proclamado Eric Drouet, una de las figuras visibles de los chalecos amarillos que ha animado a seguir las protestas.

Visita a Estrasburgo

Por otro lado, finalizada su comparecencia en Bruselas Macron viajó a Estrasburgo acompañado del ministro del Interior, Christophe Castaner, para felicitar a las fuerzas del orden desplegadas durante el ataque terrorista que este martes costó la vida a cuatro personas en las proximidades del mercado navideño más famoso y antiguo de Francia.

Mientras sonaba La Marsellesa, el presidente ha rendido homenaje a las víctimas en un breve acto solemne en la plaza Kléber. Luego se ha dado un pequeño baño de masas en el mercadillo de Navidad, que este viernes ha reabierto sus puertas al público.

Si los chalecos amarillos están lejos de decretar una tregua, Estrasburgo le ha dado al menos un respiro a Macron y a los policías, que este jueves fueron aplaudidos por los vecinos cuando se supo que el presunto autor del ataque, Cherif Chekatt, había sido abatido.