tensión comercial

La diplomacia china aprieta para liberar a Meng

Japón deja fuera de sus redes institucionales a las compañías del gigante asiático

Huawei Meng

Huawei Meng / periodico

Adrián Foncillas

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Pekín convoca al embajador estadounidense, Tokio aleja a las compañías chinas y la policía de Vancúver investiga una invasión en la mansión de la directora financiera detenida. Desde China, Japón y Canadá llegan nuevos capítulos del caso Meng Wanzhou, que está tensando el orden diplomático y económico de todos los agentes involucrados. China se enfrenta a un equilibrio complicado, forzada a defender a su egregia empresaria sin dinamitar la frágil tregua en la guerra comercial.

La convocatoria de un embajador en domingo subraya la emergencia del mensaje. El viceministro de Exteriores chino, Le Yucheng, no esperó al lunes para trasladarle al delegado estadounidense en Pekín, Terry Branstad, sus “fuertes protestas” por la petición judicial de Washington que precipitó la detención de Meng, alta ejecutiva de la compañía tecnológica Huawei. Le habló de un acto “extremadamente indignante” y exigió la retirada inmediata de esa petición, según la agencia de noticias oficial Xinhua.

No ha trascendido si la filípica contó con la amenaza de “graves consecuencias” que el 'Diario del Pueblo' había prometido la víspera para Canadá. “La única forma de que evite pagar una alta factura es corregir su error, acabar de inmediato con esta violación de derechos humanos y darle al pueblo chino la explicación que merece”, se leía el domingo en el principal órgano del partido. El embajador canadiense, John McCallum, ya había escuchado el sábado en el Ministerio de Exteriores la ira de Pekín. Se avecinan tiempos áridos para Canadá, sin el potencial estadounidense para soportarle el pulso a la segunda economía mundial.

Vulneración del embargo

Meng fue detenida en Vancúver por orden de Washington y se enfrenta a un proceso de extradición por la presunta vulneración del embargo estadounidense a Irán que habría cometido desde una compañía vinculada a Huawei. China ve intereses económicos bastardos y denuncia los intentos de trabar la expansión de sus compañías en el mundo. Huawei es líder en redes de telecomunicaciones y ya ha firmado contratos con 23 países para desarrollar el 5G. Pero el miedo de que una compañía china controle el flujo de información ha motivado ya que le cerraran la puerta Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda y que el Reino Unido y Canadá discutan estos días los riesgos.

La crisis puede ser calamitosa para los planes del titán tecnológico. El peligro de una cadena de cancelaciones ha quedado hoy apuntalado con la exclusión de compañías chinas de las redes institucionales japonesas. La decisión anunciada por Tokyo ha sido avalada por expertos en ciberseguridad de diferentes ministerios, según la prensa local. Japón no ha citado explícitamente a las compañías chinas (Huawei y ZTE) para no añadir sal a la primera cancelación del vecindario asiático ni enturbiar unas relaciones bilaterales que en los últimos meses han remontado tras muchos años convulsos. Pekín había desdeñado como “rumores sin ninguna consistencia” las informaciones de medios japoneses que meses atrás ya advertían del giro estratégico de Tokyo.

Proceso pedregoso

Un intento de entrada en una de las mansiones de Meng en Vancúver ha añadido un imprevisto elemento de misterio a la trama. La policía canadiense recibió una llamada a las 5.30 AM del domingo denunciando la invasión en una propiedad privada en el elitista distrito de Dunbar. Los vecinos después corroboraron que se trata de la vivienda de más de cuatro millones de dólares a nombre del marido de Meng, según el diario hongkonés South China Morning Post. “Los sospechosos huyeron después de que alguien desde dentro de la casa les hiciera frente”, ha informado la policía. No hubo heridos ni arrestos, añadió.

En el frente judicial de la trama, los abogados de Meng han pedido su libertad bajo fianza esgrimiendo su salud quebradiza y su reciente ingreso hospitalario por hipertensión. También han recordado sus vínculos biográficos con Vancúver, que se remontan a los 15 años. Los expertos vislumbran un proceso pedregoso antes de que el tribunal decida sobre la extradición a Estados Unidos.