CONFERENCIA INTERGUBERNAMENTAL

Los nacionalistas flamencos mantienen rehén el pacto migratorio de la ONU

El primer ministro belga, Charles Michel, a la conclusión de un encuentro sobre migración en la sede de la UE en Bruselas, el pasado junio.

El primer ministro belga, Charles Michel, a la conclusión de un encuentro sobre migración en la sede de la UE en Bruselas, el pasado junio. / periodico

Silvia Martinez

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El 10 de diciembre arranca en Marrakech la conferencia intergubernamental de Naciones Unidas que firmará el pacto global para una inmigración segura, ordenada y regular. Se trata de un acuerdo con 23 objetivos de carácter no vinculante que ha generado una enorme polémica en toda Europa. Una decena de estados miembros, empezando por Hungría, Austria o Polonia, ya han anunciado que no piensan estampar su firma. Bélgica mantendrá su "palabra", según su primer ministro, Charles Michel, y rubricará el texto, pero el asunto ha desatado una crisis política de envergadura por la negativa al pacto de los nacionalistas flamencos que amenaza con tumbar la coalición de gobierno.

"Soy el primer ministro e iré a Marrakech porque no habrá una silla vacía en Marrakech", zanjaba este pasado jueves Charles Michel durante un largo y bronco debate en el Parlamento. "Mi responsabilidad es ser constante. La palabra es la palabra y tiene valor", avisaba en un mensaje dirigido especialmente a la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), su principal socio en el gobierno, junto a los liberales de la Open VLD y los democristianos de la CD&V, que en los últimos días han lanzado una dura campaña contra el pacto migratorio. "O cierran la boca o dimiten", les retó el liberal flamenco Patrick Dewael.

Este viernes el viceprimer ministro, el nacionalista flamenco Jan Jambon, ha advertido que es a Michel quien le compete decidir si va o no a Marrakech, donde se firmará el pacto el 19 de diciembre. "Puede ir pero no para aprobar el pacto ni en Marrakech ni en Nueva York", ha avisado. En su opinión, si acude a la cita deberá aclarar que no existe consenso en el seno del Gobierno belga, donde tres partidos apoyan el pacto pero uno no. Una situación surrealista que podría tener también mucho de táctica ante las próximas elecciones legislativas previstas para el 26 de mayo, el mismo día que las elecciones europeas.

Resolución de apoyo

Aunque la política exterior es responsabilidad del Ejecutivo, Michel decidió promover este jueves un debate el pacto migratorio en el seno del Parlamento para medir el grado de apoyo entre la clase política belga. El ejercicio se saldó con una resolución favorable a adoptar el acuerdo de la ONU por amplia mayoría: 106 votaron a favor frente a 36 en contra, entre ellos, los de la N-VA y la ultraderecha de Vlaams Belang.

La N-VA rebate la posibilidad de que la Cámara pueda influir en la decisión e insiste en que está en manos exclusivas del Gobierno. Es más, su secretario de Estado, Theo Francken, considera la voluntad de Michel y sus socios de gobierno de acudir al pleno en busca de apoyo como un acto de "agresión" contra el que anuncia batalla. "Este pacto es algo negativo y pienso que no podemos estar en él", ha insistido. Francken ha anunciado que luchará contra él "hasta el último segundo". Toda la oposición lo rebate e insiste en que el pacto no habla ni de regularizaciones masivas ni de abrir puertas a los inmigrantes.

La N-VA ha pedido la celebración de un Consejo de ministros restringido extraordinario antes de que Charles Michel salga de viaje hacia Marrakech. De momento, la sangre no ha llegado al río y nadie ha evocado la caída del Gobierno pero la posibilidad está sobre la mesa. El viceprimer ministor, el liberal flamenco Alexander De Croo sostiene que "prematura", al tiempo que subraya que lo importante es avanzar y lograr claridad. "Solo Dios lo sabe", augura sobre el futuro del Ejecutivo belga el enigmático  Francken.