La ultraderecha en Brasil

Bolsonaro nombra a una pastora evangelista ministra de Derechos Humanos

Damares Alves, que estará al frente también de los temas de Familia y Mujeres, es una foribunda antiabortista que considera blasfema la educación sexual

ministra de derechos humanos brasileña damares alves

ministra de derechos humanos brasileña damares alves / periodico

Abel Gilbert

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Algunos de los peores miedos del movimiento feminista brasileño se confirmaron con la designación de la pastora evangelista Damares Alves como ministra de Derechos Humanos, Familia y Mujeres.  “Si el embarazo es un problema que dura sólo nueve meses, el aborto es un problema que camina toda la vida con la mujer”, fue lo primero que dijo después de reunirse con el presidente electo Jair Bolsonaro.  Alves ha sido una furiosa antiabortista. Desde el púlpito consideró blasfema la educación sexual. “El punto G es un invento del Ministerio de Educación del PT”, llegó a denunciar.

Ricardo Vélez Rodríguez, el ministro de Educación designado, cree que el 31 de marzo de 1964, día del golpe militar que gobernó el país hasta 1985, debe ser una jornada a celebrar. La presencia de varios generales en los ministeriores es vista como una suerte de reivindicación de esos años. En este contexto ha sido designada Alves. Ella también es radical en sus propuestas y, por orden de Bolsonaro, quiere reformular las áreas protegidas de los pueblos originarios.

Con la llegada al poder de la ultraderecha, el organismo que protegía las zonas habitadas por los pueblos indígenas, y que estaban salvaguardados por el “Estatuto del Indio” de la constitución de 1988, perderá su independencia. Este giro ha provocado una airada reacción de antropólogos y de los mismos líderes de los pueblos originarios. El excapitán ahora presidente brasileño, quien denigraba a los indios por no usar desodorante, ha anunciado que revisará los procesos de demarcación territorial.

Objetivo principal

Pero, sobre todo, Alves aseguró que llega al Ministerio con un objetivo principal: la “protección a la vida”. Brasil, señaló, debe ser un país “sin aborto, que priorice políticas públicas de planificación familiar, que nunca sea visto como un método anticonceptivo”. De acuerdo con cifras oficiales, más de un millón de brasileñas se someten a abortos clandestinos cada año. En el 2016, murieron debido a ello 206 mujeres. La interrupción del embarazo está permitida en Brasil en caso de violación y si existe riesgo de muerte para el feto o la madre.

Alves se desempeñaba como asesora del senador ultraderechista Magno Malta, un pastor de la llamada “bancada evangélica” en el Congreso que ha estado muy cerca de Bolsonaro en los últimos meses al punto de bendecir su consagración electoral. Malta no ha obtenido los cargos que esperaba. La llegada de Alves al Ministerio parece ser una suerte de compensación.