MANIFESTACIONES EN FRANCIA

Los 'chalecos amarillos' incendian París

Policías antidisturbios frente a una barricada en París.

Policías antidisturbios frente a una barricada en París. / periodico

Eva Cantón

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La violencia ha sacudido París en la tercera jornada de protestas de los llamados ‘chalecos amarillos’ contra la subida del precio de los carburantes. La tensión fue evidente desde primera hora de la mañana en el Arco del Triunfo, invadido por una espesa nube de gases lacrimógenos que la policía antidisturbios lanzaba contra grupos de manifestantes radicales que poco a poco fueron sembrando el caos en diversos puntos de la capital en medio de un impresionante dispositivo de seguridad que ha movilizado a 5.000 agentes.  

Los altercados han dejado un reguero de vehículos incendiados, coches policiales volcados, escaparates rotos, marquesinas de autobuses destrozadas y barricadas con materiales de obra que encontraban a su paso. Ha habido 270 detenidos y 110 heridos, 17 de ellos policías.

Dos grandes almacenes –Printemps y Galeries Lafayette- fueron evacuados por motivos de seguridad y el bulevar Haussman terminó la jornada cerrado al tráfico. También se clausuraron todas las líneas de metro que conducían a los Campos Elíseos y los museos de la zona cerraron sus puertas al público.

El secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, ha dicho que entre las 8.000 personas que desfilaron por París había unos 3.000 radicales bien organizados para enfrentarse a las fuerzas del orden. En total, han participado en las protestas que han recorrido el país unas 75.000 personas. A la luz de las cifras de la semana pasada, que se saldó con 24 heridos y 103 detenidos, la protesta se radicaliza.

Desde Buenos Aires, donde ha participado en la cumbre del G20, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha señalado que lo ocurrido este sábado en París “no tiene nada que ver con la expresión pacífica de una cólera legítima”.

Reunión de urgencia

“Aceptaré todas las protestas, pero jamás la violencia”, ha advertido al inicio de una rueda de prensa en la que no ha admitido preguntas sobre la crisis que vive Francia . Macron ha anunciado que este domingo se reunirá con el primer ministro y el responsable de Interior.

Aunque el detonante ha sido la subida del impuesto a los hidrocarburos que el Gobierno quiere aplicar en enero en el marco de la ley de transición ecológica, el movimiento de los ‘chalecos amarillos’ iniciado hace tres semanas a través de las redes sociales y sin vinculación con sindicatos ni partidos políticos se está transformando en la expresión de un malestar profundo de las clases medias por la pérdida progresiva de poder adquisitivo.

Muchos de ellos, que hasta ahora no se habían manifestados jamás, dicen también sentirse menospreciados por las élites dirigentes. Todos los analistas coinciden en que se trata de una revuelta de la Francia periurbana y rural que necesita el coche para trabajar, llega a duras penas a final de mes y ve injusto un nuevo impuesto.

Macron no parece dispuesto a ceder pese a enfrentarse a la crisis social más grave de su mandato. Incluso dentro de sus propias filas arrecian las voces que piden una moratoria en la aplicación de la tasa de los carburantes.

Situación insurreccional

En la oposición le acusan de negarse a escuchar a los franceses e incluso de ser responsable de la violencia que gana terreno en las protestas. La ultraderechista Marine Le Pen ha hablado de “situación insurreccional” y ha acusado al titular de Interior, Christophe Castaner, de echar leña al fuego y usar las imágenes de los disturbios para denigrar al movimiento de los chalecos amarillos’.

El presidente de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, ha pedido organizar un referéndum porque entiende que la única vía de salida es dar la palabra a los franceses y el líder de la Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, ha denunciado el “ensañamiento” contra los manifestantes y criticado que el poder “juegue con el miedo”.

“Esperamos que el Gobierno responda y que no tengamos que hacer la revolución”, suspiraba un joven de 28 años bajo la lluvia en medio de los Campos Elíseos. “Nosotros no llegamos a fin de mes y esta es la única manera de que nos escuchen”, añadía.

Como él, muchos de los que se desplazaron este sábado a París clamaban por un sistema más justo de reparto de la riqueza. En las calles se cantaba La Marsellesa y se coreaba ‘Macron, dimisión’. En el Arco del Triunfo, símbolo de la gloria francesa,  una pintada rezaba lo siguiente: “Los chalecos amarillos triunfarán”.

TEMAS