Giro hacia la derecha

Bolsonaro suma a otro militar para su gobierno y amplia la presencia castrense

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Abel Gilbert

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El futuro Gobierno de Brasil se viste cada vez más de verde oliva, el color de los uniformes del Ejército. El presidente electo y capitán retirado, Jair Bolsonaro, designó al general Carlos Alberto dos Santos Cruz como el futuro ministro de la Secretaría de Gobierno. Se trata del tercer general del Ejército que tendrá un cargo de ministro, pero el primero que desempeñará tareas que siempre realizaron civiles y no guardan relaciones con cuestiones de seguridad y defensa nacional. Dos Santos Cruz deberá encargarse de las relaciones entre el Palacio del Planalto, la sede del Poder Ejecutivo, y el Congreso Nacional. "Yo nunca fui parlamentario, pero no veo dificultades en eso", le dijo al diario paulista Folha, desde Bangladesh. 

Nacido el 1 de junio de 1952, Dos Santos Cruz comandó las fuerzas de paz de la ONU en Haití, entre 2006 y 2009. Luego lo hizoen el Congo (2013-2015). También fue agregado militar en la Embajada de Brasil en Moscú. En principio, su destino político parecía ser la Secretaría Nacional de Seguridad Pública, cargo que ya ocupó durante el actual Gobierno interino de Michel Temer. Cuando le preguntaron sobre su conocimiento de los vínculos entre los dos poderes del Estado, Dos Santos Cruz contestó: "creo que mi experiencia de vida me garantiza cualquier función de ese nivel. Usted no necesita ser tan especializado".

El peso castrense

Aunque Dos Santos Cruz llamó a no "confundir la elección de militares (como ministros) con un gobierno militar", el nuevo nombramiento, que el líder de la ultraderecha anunció por las redes sociales, no hizo más que reforzar la apresión sobre el peso castrense en el Gobierno que asumirá el primero de enero, y que además tiene como vicepresidente al general retirado Hamilton Mourao. 

Bolsonaro nombró al general Augusto Heleno como jefe del Gabinete de Seguridad Institucional y a su colega, Fernando Azevedo e Silva, al frente de la cartera de Defensa. "Que Bolsonaro y yo seamos militares no significa que una militarización (del poder)", dijo Mourao, quien se propone no obstante tener un rol que distará de ser decorativo, y no solo por el hecho de que ejercerá la presidencia interina dos semanas en enero cuando el mandatario se someterá a una nueva intervención quirúrgica.

El comandante del Ejército hasta principios de diciembre, el general Eduardo Villas Bôas, dijo no creer que el peso de los uniformados en el Gobierno que asumirá en poco más de un mes represente una vuelta de los militares a los manejos del poder. "Absolutamente no lo es". Sin embargo, reconoció que existe una "inevitable asociación" entre el arma que dirige y la gestión de Bolsonaro.

La reescritura de la Historia

La llegada de Bolsonaro al poder ha propiciado expresiones frecuentes de reivindicación de la última dictadura militar (1964-85).  El futuro reemplazante de Villas Bôas, el general Edson Leal Pujol, se acaba de sumar a esa corriente revisionista de la historia brasileña de la cual Bolsonaro ha sido uno de los portavoces más enfáticos. Leal Pujol, quien fue compañero del presidente electo en la Academia Militar de las Agujas Negras, cree que las nuevas generaciones están desinformadas de lo que ocurrió durante esas dos décadas. "Hay cierto prejuicio en el análisis. Pero cuando la desinformación es elevada a un grado mayor, llega a estar cerca del adoctrinamiento, de intentar influenciar el pensamiento de las personas, intensificar opiniones", dijo.

El triunfo de la ultraderecha en las elecciones de octubre, han señalado varios analistas, terminó por romper el consenso que existía sobre los años de predominio político militar. Como parte de este viraje político, la avenida de la "Legalidad y de la Democracia" de Porto Alegre ha retornado a su nombre anterior: Presidente (Humberto) Castello Branco, en homenaje al primer dictador.