Crisis humanitaria

México niega algún acuerdo con Trump con respecto a las caravanas migrantes

El Gobierno entrante que tomará el poder el próximo 1 de diciembre rechaza la política propuesta de EEUU de ser considerado un "tercer país seguro"

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El Periódico

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El futuro gobierno del presidente Andrés López Obrador se opone a la llamada política del "tercer país seguro", mediante la cual se permitiría a los migrantes centroamericanos estar en México mientras se procesa su solicitud de asilo en los Estados Unidos.

La futura secretaria de Gobernación (Ministra del Interior) Olga Sánchez Cordero, rechazó la existencia de un acuerdo con Estados Unidos en este sentido, al salir al paso de una versión publicada el miércoles por el diario estadounidense The Washington Post.

"No existe acuerdo de ningún tipo entre el futuro gobierno federal de México y el de Estados Unidos de América", señaló. El futuro Gobierno, que asume dentro de una semana, "no considera en sus planes que México asuma la condición de 'tercer país seguro' para la atención de los migrantes centroamericanos, o de otros países, que se encuentran en territorio de México o para los que lo hagan en el futuro", indicó.

Respeto a los derechos humanos

Esto luego de que algunas versiones señalaron que este acuerdo estaba siendo negociado por el canciller designado Marcelo Ebrard con el secretario de Estado, Mike Pompeo. Pero Sánchez Cordero dijo que "la prioridad para el próximo gobierno es el respeto a los derechos humanos de los migrantes centroamericanos y que la responsabilidad de protegerlos es de las autoridades locales y federales".

Además, para la próxima secretaria de Gobernación, la prioridad "para el equipo de transición del Presidente electo en el tema de las caravanas de migrantes centroamericanos que han ingresado a nuestro territorio, es la protección de sus derechos humanos y el auxilio para asegurarles condiciones para su alimentación, salud y alojamiento", aseguró.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que sería inteligente que México detuviera las caravanas migrantes antes de que lleguen a la frontera o que los países de origen no les permitieran formarse.

Esto luego de que el mandatario estadounidense también señaló que "los migrantes en la frontera sur no serán admitidos en los Estados Unidos hasta que sus reclamaciones sean aprobadas individualmente en la corte" y que "sólo permitiremos a los que vienen a nuestro país legalmente". "Todos se quedarán en México. Si por alguna razón se hace necesario, vamos a cerrar nuestra frontera sur", advirtió.

Obligar a México a ser un “tercer país seguro”

El tema del "tercer país seguro" ha estado gravitando en versiones que circulan en ambos lados de la frontera. El ex canciller Jorge Castañeda, profesor de la Universidad de Nueva York, sugirió en un artículo publicado el 25 de octubre pasado en The New York Times, que un acuerdo de este tipo podría haber sido una especie de "quid pro quo".

"Por qué, después de tantas amenazas y aspavientos, el presidente Trump aceptó una versión tan diluida del nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte", se preguntó el especialista y ex funcionario.

Castañeda aventuró una "conjetura informada" al señalar que "Estados Unidos cedió en la mayoría de sus demandas comerciales a cambio del compromiso confidencial de México de hacer el trabajo sucio de Washington en contra de futuros inmigrantes y refugiados". Aunque asegura que "esto es mera especulación y la evidencia es totalmente circunstancial", señaló que hay sólidos argumentos en apoyo a su hipótesis.

 Castañeda indicó que "parece probable que el objetivo final de Trump fuera obtener cooperación mexicana en materia de seguridad en la frontera y en frenar la inmigración centroamericana". El jefe de la Casa Blanca anunció el 22 de octubre recortes en la ayuda que brinda a Honduras, El Salvador y Guatemala por no frenar el avance de los migrantes hacia su país.

Previamente, amenazó con cambiar los términos del nuevo tratado de libre comercio con México y Canadá aprobado a fines de octubre si no se detenía a los centroamericanos. Asimismo, ordenó el despliegue de 5.000 militares a la frontera sur, una cifra mayor a la que mantiene en países en guerra civil como Afganistán o Siria. En este caso, se estima que hay más de 6.000 miembros de las caravanas migrantes iniciadas el 12 de octubre en Honduras.