May luchará con "corazón y alma" para salvar el acuerdo en Londres

theresa may

theresa may / OLIVIER HOSLET

Begoña Arce

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Theresa May se negó en Bruselas a contestar una y otra vez a la pregunta de si dimitiría en caso de que el Parlamento rechazara el acuerdo que los Veintisiete acababan de firmar. Una insistencia, la de la prensa, justificada por la precaria situación de la primera ministra y el nivel de hostilidad que genera el pacto entre la clase política británica. En el Reino Unido la batalla de la aprobación del acuerdo se librará en las próximas semanas y el objetivo de casi todas las facciones dentro de los partidos es terminar con el plan. Y si May dijo no sentirse triste al ver al Reino Unido dar un gran paso hacia la salida de la Unión Europea, lo cierto es que el acuerdo está lejos de ser la conclusión feliz de casi dos años de negociaciones.

No satisface a nadie

Más de noventa diputados conservadores han criticado públicamente el pacto, algunos ferozmente. Muchos de ellos están resueltos a rechazarlo el 12 de diciembre, la fecha en la que, presumiblemente, tendrá lugar la votación en la Cámara de los Comunes. También lo hará la oposición laborista. “Es un mal acuerdo para el país. El resultado de un fracaso miserable de la negociación, que nos deja con el peor de los mundos”, afirmó nuevamente Jeremy Corbyn, tras el ceremonial en Bruselas. “Es un día triste. El acuerdo que ha avalado la UE sigue siendo un desastre para los británicos”, declaró el líder de los liberales, Vince Cable. Nigel Farage describió el pacto como, “el peor de la historia”. En la BBC, el exprimer ministro, Tony Blair, reclamó un segundo referéndum  para acabar con la profunda división en el país, que no cesará después del 29 de marzo. “El acuerdo va a fracasar porque realmente no satisface a nadie”, señaló. “Sólo ha logrado unir a los británicos en contra de él”. 

Segundo motín

En el Gobierno, las diferentes guerrillas de euroescépticos y eurófilos también preparan sus respectivas estrategias. El 'Sunday Times' y el 'Sunday Telegraph' hablaban de un “segundo motín” dentro del Gabinete, en esta ocasión por parte de ministros favorables a Europa. Cinco de ellos, junto a diplomáticos de la UE, estarían preparando secretamente un “plan B”, en coordinación con los unionistas noirlandeses del DUP, por si el acuerdo es rechazado por los diputados. Ese plan buscaría la vía de una relación con la UE al estilo de la que actualmente tiene Noruega. Ese tipo de acuerdo evitaría que Irlanda del Norte fuera tratada de un modo diferente al resto del Reino Unido, según la líder del DUP, Arlene Foster.

Corazón y alma

May luchará hasta el final. En una carta abierta a los ciudadanos les pidió su apoyo “y de nuevo la unidad de todos”. Fue el inicio de una campaña en la que, “pondré mi corazón y mi alma para conseguir el voto y lograr el acuerdo del ‘brexit’ que es bueno para nuestro Reino Unido y para toda nuestra gente”.  El hartazgo de los británicos con ‘el brexit’, el deseo ardiente de que esta pesadilla termine y el miedo al caos y a lo impredecible, si el acuerdo no supera la votación, serán los grandes argumentos con los que jugará May en su penúltima cruzada.