Los "chalecos amarillos" mantienen el pulso a Macron
El movimiento sigue con sus acciones por todo el país y convocan una gran manifestación el próximo sábado en París
Depósitos de combustible bloqueados, decenas de barricadas en autopistas y autovías, un peaje sitiado en el departamento de Alta Saboya, kilómetros de atascos repartidos por todo el territorio. Este lunes 19 de noviembre, la movilización de los llamados 'chalecos amarillos' contra el aumento de los impuestos sobre los carburantes continúa en Francia. En total, según los datos facilitados por la policía, 13.000 manifestantes se han dado cita en 358 puntos de bloqueos y barricadas.
Frente a la movilización que tuvo lugar el pasado sábado -protagonizada por más 2.000 concentraciones, 282.000 participantes, la trágica muerte de una manifestante y 400 heridos- las cifras de esta nueva jornada de protestas podrían parecer irrisorias. Sin embargo, para los "chalecos amarillos" es la antesala de una nueva movilización masiva convocada, a través de Facebook, para el próximo sábado en la capital francesa: "Acto 2: ¡toda Francia en París!".
Un camionero, detrás
Detrás de esta consigna aparece Eric Drouet, camionero de profesión y una de las figuras visibles del movimiento: "Hay que dar un golpe de gracias e ir todos a París, por todos los medios posibles (viajes compartidos, tren, autobús, etc.) ¡París porque es aquí donde está el Gobierno! Esperamos a todo el mundo, camioneros, conductores de autobús, taxi, VTC, agricultores, etc. ¡Todo el mundo!", reza la convocatoria que ya "interesa" a más de 167.000 usuarios.
Si bien en el origen de las protestas de este movimiento, completamente desligado de sindicatos y formaciones políticas, se encuentra el alza tributaria sobre los carburantes -medida promovida por Emmanuel Macron en el marco de la transición energética-, los "chalecos amarillos" ponen el acento en la pérdida de poder adquisitivo de las clases medias. Un descenso que estaría provocado por las políticas elitistas de un Gobierno al que se lre recrimina que gobierna para los ricos y que ignora las críticas y reclamos de la Francia más rural y periférica.
Negativa gubernamental
A pesar de la presión ejercida por la revuelta y la amenaza de una nueva movilización, el Ejecutivo de Emmanuel Macron no está dispuesto a dar su brazo a torcer. « Hemos escuchado la cólera, pero también escuchamos el sufrimiento, la ausencia de perspectivas, la idea de que los poderes públicos, durante mucho tiempo, no han respondido a las inquietudes y al sentimiento de degradación, de abandono, vivido por una parte de la población », reconoció el primer ministro, Edouard Philippe, interrogado en el plató de France 2, la noche del domingo 18 de noviembre.
Sin embargo, « no es cuando sopla el viento cuando hay que cambiar de rumbo, el rumbo que hemos fijado lo mantendremos (…) La transición ecológica solo puede tener éxito si acompañamos efectivamente, prácticamente, a los franceses (...) Queremos liberarlos de esta dependencia del automóvil », concluía el jefe del Ejecutivo. Así, Edouard Philippe cerraba la puerta a cualquier negociación o modificación del controvertido aumento de las tasas sobre los hidrocarburos.
Ante esta respuesta, los "chalecos amarillos" consideran que el Gobierno hace oídos sordos ante el malestar suscitado por las políticas económicas y sociales impulsadas por Macron: el 74% de los franceses apoya el movimiento, según una encuesta realizada por el diario 'Le Figaro'. La movilización, aún lejos de cosechar victorias en el plano político, ha « conseguido un éxito popular y mediático, incluso en el extranjero », analiza en el mismo periódico Romain Pasquier, director de investigación del CNRS (Centro Nacional de investigación Científica).
Portadas y tertulias
El éxito mediático del movimiento es indiscutible. La la revuelta, cuyos distintivos son simples chalecos amarillos reflectantes –obligatorios para circular en Francia-, ha conseguido hacerse un hueco en todas las portadas y tertulias informativas. "Chalecos amarillos": el Ejecutivo frente a una crisis inédita», titulaba este lunes el diario 'Le Monde' en su portada. Un análisis compartido por buena parte de la prensa francesa que se hace eco del silencio de Macron.
Interrogado sobre la cuestión durante una rueda de prensa celebrada este lunes en Bélgica, el presidente francés se negaba a hacer cualquier tipo de comentario sobre la cuestión, alegando que lo hará en "el momento oportuno". Mientras tanto, el pulso entre el Gobierno y los "chalecos amarillos" no hace más que tensarse.
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