ELECCIONES EN EEUU

Florida recuenta sus votos en medio de una batalla política y legal

Un miembro del personal electoral carga sufragios en la Oficina del Supervisor Electoral del Condado de Broward, en Florida.

Un miembro del personal electoral carga sufragios en la Oficina del Supervisor Electoral del Condado de Broward, en Florida. / periodico

Idoya Noain

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Las urnas hablaron el martes en las elecciones legislativas de Estados Unidos pero hay lugares donde aún no se ha decidido qué dijeron. Ninguno es posiblemente más relevante que Florida, un estado bisagra que suele ser decisivo en las presidenciales. Por primera vez en su historia se ve sumergido desde el sábado en un recuento estatal en carreras que incluyen las trascendentales de gobernador y senador en Washington. Y lo hace en medio de una batalla política y legal entre protestas ciudadanas y bajo la lupa de periodistas y observadores, poniendo el foco en uno de los estados que más evidencia la profunda división del electorado pero, también, en la disfuncionalidad del proceso electoral en EEUU.

El recuento automático se aprobó este sábado, cuando se determinó que la ventaja de votos para el gobernador republicano Rick Scott en la carrera para arrebatar el escaño en el Senado al demócrata de Bill Nelson y la del republicano Ron DeSantis sobre el demócrata Andrew Gillum para ponerse al frente del Ejecutivo de Florida no superaban el 0,5% del sufragio. El nuevo conteo digital debe finalizar en torno al jueves. Y si para entonces los resultados quedaran con un margen menor al 0,25% se iniciaría un recuento manual de papeletas.

Resucitan ecos y fantasmas de otro recuento floridiano: aquel del 2000 en que el Tribunal Supremo frenó la comprobación manual de las polémicas papeletas mariposa o embarazadas y puso a George Bush en la Casa Blanca, aunque ese conteo apuntaba a eliminar la supuesta ventaja de 537 votos del republicano sobre Al Gore. Y aunque tras aquella polémica se cambiaron las leyes electorales estatales para tratar de uniformarlas entre distintos condados y corregir errores, ha quedado demostrado que otros problemas persisten.

Fraude y supresión de voto

La nueva lucha en Florida, así como las que siguen abiertas en la carrera a gobernador en Georgia y la del Senado en Arizona, evidencian las líneas de batalla divergentes entre republicanos y demócratas. Los conservadores azuzan los fantasmas de fraude mientras los progresistas, en alerta por los esfuerzos de supresión de voto, reclaman asegurar que se cuenta cada papeleta.

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha llegado a denunciar en un tuit que los demócratas “intentan robar dos grandes elecciones en Florida”. El gobernador Scott ha presentado una demanda contra el condado de Broward  --donde las autoridades electorales son demócratas-- en las que habla de “fraude rampante” y este domingo en Fox ha acusado directamente al senador Nelson de “intentar claramente cometer fraude”. El senador republicano Marco Rubio lleva también días agitando acusaciones.

Esas críticas han sido cuestionadas incluso por otros republicanos de EEUU, que denuncian que Trump, Scott o Rubio estén minando la confianza en el sistema electoral sin aportar pruebas. Y aunque en Broward es cierto que se han registrado problemas y fallos, hasta la división de control de las elecciones de Florida, que está bajo control de Scott, ha asegurado que no se ha detectado ningún caso de fraude. “No hay pruebas de actividad criminal”, se exponía en un comunicado del Departamento de Estado.

Gillum, el exalcalde negro de Tallahassee que el martes hizo un discurso asumiendo su derrota ante DeSantis, se ha retractado y ahora espera el recuento en su carrera a gobernador. El demócrata ha comparado los esfuerzos de Trump, Scott y Rubio con la supresión de voto y ha reclamado que se cuente cada papeleta. “Tendrá consecuencias más allá de quién gana y quién pierde”, ha dicho. “Cómo llevamos esta elección y este proceso reverberará en la democracia para toda una generación de votantes”, ha sentenciado Gillum.