MÁS PROBLEMAS PARA MERKEL

Alemania cesa al jefe de los servicios secretos por sus críticas al Gobierno

Hans-Georg Maassen abrió una crisis nacional al negar las agresiones xenófobas en Chemnitz y acusar a periodistas y al SPD de confabularse para expulsarle

Hans-Georg Maassen, jefe del servicio secreto doméstico alemán (izquierda), junto al ministro del Interior, Horst Seehofer.

Hans-Georg Maassen, jefe del servicio secreto doméstico alemán (izquierda), junto al ministro del Interior, Horst Seehofer. / periodico

Carles Planas Bou

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El Gobierno alemán vuelve a sangrar por una herida que consideraba curada. Un mes y medio después de pactar un cambio de silla para el máximo responsable de los servicios de inteligencia domésticos alemanes, Hans-Georg Maassen, el Ejecutivo encabezado por la cancillera, Angela Merkel, ha cambiado de opinión y ha anunciado este lunes su dimisión definitiva, una expulsión justificada por los constantes exabruptos del jefe del espionaje contra sus superiores.

Según avanza el ‘Spiegel’, Maassen aseguró haber sido víctima de una conspiración orquestrada por “fuerzas de la izquierda radical”. Reunido con sus homólogos europeos en una cumbre celebrada el pasado 18 de octubre en Varsovia, el jefe de la inteligencia doméstica alemana señaló indirectamente a los socialdemócratas y a una supuesta confabulación con la oposición y los medios de comunicación para derrocarle y utilizarlo como vehículo para hacer implosionar el Gobierno.

Esa fue la gota que ha colmado la paciencia del ejecutivo federal. Este lunes el ministro del Interior y hasta ahora su principal valedor, Horst Seehofer, le ha comunicado su cese inmediato. El actual número dos de la agencia del espionaje alemán, Thomas Haldenwang, ocupará su cargo hasta que se desinge a un sucesor. "Me ha decepcionado hasta cierto punto", ha apuntado el líder conservador.

Además de esa dura acusación a una parte del Ejecutivo de Berlín, Maassen se reafirmó ante sus compañeros por las declaraciones en las que aseguró que en las turbulentas manifestaciones de finales de agosto en la ciudad alemana de Chemnitz no existió ninguna “cacería” de inmigrantes.

Crisis nacional

Contradiciendo abiertamente a Merkel, fueron esas mismas afirmaciones las que abrieron una grave crisis que casi dinamita el gobierno de Gran Coalición sellado entre conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD). Para más inri, entonces también volvió a acusar a los medios de comunicación de mentir. “Hay buenas razones para pensar que este es un caso de desinformación deliberada para distraer la atención pública sobre el asesinato”, dijo al tabloide ‘Bild’.

En las protestas de Chemnitz hubo una fuerte presencia de grupos identitarios, supremacistas y neonazis así como destacados miembros del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Este agosto Maassen ya se vio envuelto en la polémica tras ser acusado de haber ayudado a la formación anti-inmigración a esquivar el control de la agencia de inteligencia que él mismo ha dirigido hasta ahora.

Cambio de sillas

Tras dos semanas de tensión, el Ejecutivo acordó su cese y al mismo tiempo su contratación como secretario de Estado del Ministerio del Interior, donde estaría bajo el paraguas de Seehofer, su principal defensor. Ese cambio de sillas — ‘de facto’ un ascenso — indignó a la ciudadanía y llevó al Gobierno a pactar su traslado como asesor especial de Interior.

La enésima controversia hundió en las encuestas a los miembros del Gobierno y a sus representantes. Con el pacto sellado el 23 de septiembre, Berlín zanjaba la hemorragia con un pacto que contentase a todos. Ahora el vendaje ha vuelto a saltar por los aires.