ACUERDO BILATERAL

China y Japón anuncian una nueva era de cooperación

Abe, primer ministro japonés, afea a Pekín la falta de libertad de prensa y los abusos sobre los uigures

Xi Jinping, presidente de China, y Shinzo Abe, primer ministro de Japón.

Xi Jinping, presidente de China, y Shinzo Abe, primer ministro de Japón. / periodico

Adrián Foncillas

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China y Japón han dado por normalizadas sus relaciones tras años convulsos. La visita a Pekín de Shinzo Abe, primer ministro japonés, ha sentado un "nuevo marco" de entendimiento y cooperación en materia de seguridad y económica que aliviará las presiones proteccionistas de Washington. Abe partirá mañana de China con sustanciosos acuerdos para sus empresas y después de haber visto ondear la bandera japonesa en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín. En eso consiste la normalidad, un concepto repetido hoy en los discursos oficiales.

Abe ha definido el contexto actual como un "punto de inflexión". "Desde la competición a la cooperación, estoy convencido de que nuestra relación está entrando en una nueva fase", ha afirmado tras reunirse con el primer ministro chino, Li Keqiang. "Somos vecinos, somos socios cooperando entre nosotros, tenemos que evitar convertirnos en una amenaza mutua", ha seguido. El nuevo marco, como lo definió Li, cubre áreas como tecnología, protección medioambiental, salud y bienestar.

Estabilidad financiera

Un millar de empresarios de ambos países se han reunido esta tarde  para cerrar contratos que ensancharán la puerta al mercado con más consumidores del mundo. El Banco de Japón ha informado de que ambos países han firmado un acuerdo 'swap' de divisas que fortalecerá la estabilidad financiera. El acuerdo, que concluirá en 2021, permite que los bancos centrales se intercambien yenes y yuanes hasta un límite de 30.000 millones de dólares.

Abe y Li se han comprometido también a preservar el libre mercado en la región. La alusión no es gratuita porque ambos países padecen los embates proteccionistas que Donald Trump, presidente estadounidense, justifica en el desequilibrio de su balanza comercial. 

Los discursos han subrayado la responsabilidad compartida en la paz del continente y la necesidad de solventar el problema norcoreano. Y han evitado profundizar en las sensibles cuestiones territoriales que emponzoñaron sus relaciones. Estas alcanzaron seis años atrás su sima más profunda cuando Tokio colocó bajo control estatal las islas Senkaku/Diaoyu que ambos reclaman como propias. Hoy se comprometieron a evitar que se repitan aquellos fragorosos enfrentamientos y convertir el Mar de China Oriental en un "espacio de paz, cooperación y amistad". Un portavoz oficial japonés aclaró después que esas buenas intenciones necesitan aún de un acuerdo firme para declarar enterrada la crisis.

Derechos humanos

La normalidad diplomática también exige que los dirigentes extranjeros prometan en Pekín que los acuerdos económicos no les ha impedido afear a China su política de derechos humanos. El mismo portavoz ha asegurado que Abe ha mostrado su honda preocupación por la falta de libertad de prensa y los desmanes que padece la etnia musulmana uigur en la provincia de Xinjiang.

China ha escenificado un esforzado cortejo. Xi Jinping, presidente chino, ofrece esta noche una cena al mismo mandatario al que cuatro años atrás no miró a la cara mientras le estrechaba la mano. Los medios oficiales que durante años denostaron a Abe por ultranacionalista muestran esta semana un respeto reverencial. No ha trascendido aún, sin embargo, si se ha cerrado la devolución de la visita presidencial en Tokio ni si Pekín prestará a Japón una pareja de pandas, máximo honor de la diplomacia china.