AMENAZAS CONTRA DIRIGENTES DEMÓCRATAS

Ansiedad en EEUU por una ola de paquetes explosivos

Al menos siete paquetes bomba fueron enviados a Obama, los Clinton, George Soros o la sede de la CNN en Nueva York

Ricardo Mir de Francia

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La explosiva retórica que emana de la Casa Blanca e impregna muchos estratos de la política estadounidense se está traduciendo en un clima de creciente de violencia política. La polarización social es alarmante y las potenciales consecuencias del odio que recorre el país son cada día más evidentes. Quedaron patentes este miércoles, después de que la policía interceptara varios paquetes con artefactos explosivos enviados por correo a dirigentes demócratas, medios de comunicación y donantes progresistas. Iban dirigidos al expresidente Barack Obama, la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, el exfiscal general Eric Holder, la cadena de televisión CNN, el filántropo George Soros o el gobernador de Nueva York. Ninguno llegó a explotar, pero la ansiedad se apoderó de los centros de poder del país.

Las amenazas llegan en plena campaña para las elecciones legislativas del 6 de noviembre, una campaña donde los ataques y las invectivas contra los rivales políticos están siendo moneda común. Nada se sabe hasta ahora sobre la autoría de los paquetes, pero todos ellos contenían artefactos muy similares, bombas tubo de fabricación casera. La policía cree que los podría haber enviado un mismo individuo u organización. Si algo tienen en común los destinatarios es que todos ellos han sido diana habitual de los ataques del presidente Donald Trump. Todos ellos también son demonizados con frecuencia en los medios más ultramontanos de la derecha y han aparecido en numerosas teorías conspiratorias.

Las autoridades de Nueva York definieron los paquetes bomba como actos de terrorismo. “Lo que hemos visto hoy es un intento de aterrorizar, claramente ha sido un acto de terrorismo, un intento de socavar nuestra libertad de prensa y a los líderes de nuestro país a través de actos de violencia”, ha dicho el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. También la Casa Blanca y el presidente condenaron las amenazas, que durante muchas horas mantuvieron al país en vilo y obligaron incluso a obligar a evacuar la sede de la CNN en Manhattan. “Estos actos o amenazas de violencia política no tienen cabida en nuestro país”, dijo Trump en un breve parlamento en el que nunca se dio por aludido.

El presidente dijo estar “extremadamente enfadado y descontento” por lo sucedido y llamó al país aparcar sus diferencias. “En momentos, como este tenemos que unirnos”, dijo en la Casa Blanca. Pocos dudan, sin embargo, de que sus insultos cotidianos y su agresiva retórica están contribuyendo a inflamar la fractura social que su presidencia ha generado. Solo en las últimas semanas al menos cuatro personas han sido arrestadas en distintos estados por amenazar de muerte a congresistas y senadores de ambos partidos, en algunos casos, por su posicionamiento respecto a la nominación del juez Kavanaugh para el Tribunal Supremo.

Esta vez son paquetes bomba. El primero se descubrió el lunes en el buzón de la casa de Soros, el inversor y filántropo judío de origen húngaro al que la extrema derecha europea y estadounidense responsabiliza de toda clase de conspiraciones. Soros es uno de los grandes donantes del Partido Demócrata y el propio Trump lo acusó recientemente sin prueba alguna de financiar las protestas contra Kavanaugh, acusado de abusos sexuales por varias mujeres.

El segundo paquete fue interceptado el martes por el Servicio Secreto tras ser enviado a casa de los Clinton en el estado de Nueva York. La misma Clinton que Trump llamó "corrupta" durante meses y amenazó con meterla en la cárcel. Ya este miércoles sus agentes frenaron otro enviado a la residencia de los Obama en Washington. Poco después tuvo que evacuarse el edificio de Time Warner en Manhattan, sede de la cadena CNN, la misma que Trump vilipendia a diario. Ha llegado a decir que los medios son “el enemigo del pueblo”.

En este caso el paquete iba dirigido al exdirector de la CIA, John Brennan, que es también comentarista ocasional de la cadena. Brennan es un crítico feroz de Trump y sus dardos no han quedado sin respuesta. El presidente lo ha acusado de filtrar secretos de Estado, le ha llamado “vocero partidista” y lo ha definido como “el peor director en la historia de la CIA”. El quinto paquete iba para Holder, pero al no ser recogido se reenvió al remitente que aparecía en el paquete, la congresista demócrata y expresidenta del partido, Debbie Wasserman. Todo hace indicar que no fue más que un señuelo de los responsables del artefacto para tratar de implicar a Wasserman.

Otros dos paquetes más llegaron a las oficinas del gobernador demócrata de Nueva York, Andrew Cuomo, y la congresista por California del mismo partido, Maxine Waters. Además, este jueves, han identificado un segundo paquete sospechoso dirigido a la residencia del exvicepresidente estadounidense Joseph Biden, después de que esta mañana se interceptara otro con la misma dirección, en lo que supone el décimo artefacto dirigido a figuras demócratas.