CRISIS PARA RIAD

Arabia Saudí dice que Khashoggi murió "en una pelea" en el consulado

Trump y el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, en la Casa Blanca, este martes.

Trump y el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, en la Casa Blanca, este martes. / periodico

Idoya Noain

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Hará falta mucho más que un tuit y que la versión oficial de Arabia Saudí para esclarecer la verdad del caso de Jamal Khasoggi y hacer justicia. De momento, no obstante, es lo que hay. Este sábado Riad ha optado por usar la red social para reconocer por primera vez que el periodista disidente murió en el consulado saudí en Estambul el 2 de octubre.

Según el anuncio, una investigación preliminar de la fiscalía general saudí ha determinado que Khashoggi falleció cuando se desató “una pelea” que escaló hasta el fatal resultado. Medios oficiales han informado de que 18 personas han sido arrestadas, incluyendo los 15 agentes enviados desde Riad que habían sido identificados por Turquía. También cinco altos cargos han sido despedidos. Entre ellos hay dos cercanos colaboradores de Mohamed bin Salman, el joven heredero que está funcionando como regente de facto en el reino, pero el poderoso y joven príncipe queda eximido de cualquier responsabilidad en esa versión oficial.

La admisión de la muerte en el consulado pone fin a 18 días en los que las autoridades saudís habían insistido en que Khashoggi salió con vida de allí, pese a que las filtraciones de la investigación turca y otras revelaciones apuntaban a que fue brutalmente asesinado y descuartizado en esas instalaciones. Culpando a operativos de los servicios de espionaje y a altos cargos, la versión oficial trata de salvaguardar al príncipe Mohamed bin Salman, que no solo es eximido sino que ha sido colocado por su padre al frente de una comisión interministarial para revisar y “modernizar” los servicios de inteligencia.

Escepticismo general, alivio para Trump

La versión oficial ha sido recibida con grandes dosis de escepticismo pero en Washington el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado señales de alivio. Tras dos semanas de creciente presión y enfrentado a una de sus peores crisis diplomáticas por el caso de Kashoggi, que se había autoexiliado en EEUU y publicaba en ‘The Washington Post’, el mandatario ha definido los arrestos de “un primer gran paso, importante”.

Aunque Trump ha definido la muerte del periodista en el consulado como “inaceptable”, también ha recordado que Arabia Saudí, pieza clave en su estrategia de contención a Irán y para Oriente Medio, es “un gran aliado”. Ha aplaudido que la investigación saudí haya llegado “antes de lo que muchos pensaban”. Y pese a mostrarse dispuesto a trabajar con el Congreso de EEUU si se acaban imponiendo sanciones, también ha defendido que en ese caso no se toquen los acuerdos de compras de material militar por valor de 110.000 millones de dólares que Riad firmó con su Administración. “Preferiría que no los usáramos como represalía”, ha dicho Trump, que se ha resistido en todo momento a señalar públicamente a MBS y hace días ya dio alas a la versión de que la muerte de Khashoggi había sido obra de “asesinos por libre” o de una operación que “salió mal”.

La versión oficial

Se sabe que Khashoggi había acudido al consulado a obtener documentación para casarse con su prometida, que le esperó fuera de las instalaciones el 2 de octubre y a la que había dado instrucciones de llamar a las autoridades turcas si no salía de allí, como sucedió. En cambio, según la investigación interna de los saudís, Khashoggi habría mostrado interés por volver a Arabia Saudí, razón por la que dicen que los “sospechosos” ahora detenidos viajaron a Estambul para encontrarse con él.

En ese encuentro, según la versión oficial, hubo conversaciones que “avanzaron de forma negativa” y “llevaron a una discusión y una disputa entre algunos de ellos y el ciudadano” (Khashoggi). “La pelea se agravó hasta llevar a su muerte y al intento (de los ahora detenidos) de ocultar y encubrir lo que pasó”.

Fuentes anónimas del gobierno estadounidense han reconocido a la prensa local los interrogantes que plantea la versión saudí. Se apunta, por ejemplo, a que dos de los altos cargos despedidos son dos de los más cercanos asesores de MBS y difícilmente podrían haber actuado sin seguir órdenes del príncipe.

En el Congreso de EEUU también se cuestiona la narrativa. Adam Schiff, principal demócrata en el Comité de Inteligencia del Senado, y que ha recibido información de la inteligencia estadounidense, ha dicho que la versión saudí “no es creíble”. Y el republicano Lindsey Graham, cercano aliado de Trump, ha escrito en Twitter: “Decir que soy escéptico se queda corto”.