VUELVE EL 'RUSIAGATE'

EEUU imputa a una ciudadana rusa por injerencia en las próximas legislativas

Se le acusa de dirigir con dinero de un oligarca cercano a Putin otra campaña para fomentar la desconfianza en candidatos y en el sistema

Putin observa a Trump durante una intervención en una rueda de prensa conjunta en Helsinki, el pasado julio.

Putin observa a Trump durante una intervención en una rueda de prensa conjunta en Helsinki, el pasado julio. / periodico

Idoya Noain

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Rusia vuelve a entrar de lleno en las elecciones estadounidenses. Este viernes el Departamento de Justicia de Donald Trump ha presentado cargos contra una mujer rusa a la que se acusa de formar parte de una trama diseñada para interferir en los comicios del 6 de noviembre, en los que se renueva la Cámara Baja y un tercio del Senado y se elige a 36 gobernadores, entre otras decisiones. Es la primera imputación penal por injerencia extranjera en estas elecciones, aunque hubo ya otras por las maniobras del Kremlin en las presidenciales del 2016 que ganó Trump. La noticia llega mientras el fiscal especial Robert Mueller aún mantiene abierta su investigación sobre aquel caso.

La imputada este viernes es Elena Khusyanova, de 44 años y que según la acusación dirigía el proyecto Lakhta, una operación diseñada para "esparcir desconfianza hacia candidatos y hacía el sistema político estadounidense", fomentando campañas de desinformación y desacuerdo en temas conflictivos como inmigración, control de armas o cuestiones raciales o de género, en algunos casos haciéndose pasar por activistas estadounidenses. Kushyanova, siempre según Justicia, manejaba millones de dólares que provenían de Yevgeniy Prigozhin, un oligarca ruso cercano al presidente Vladimir Putin, que ya fue imputado por la injerencia en el 2016.

Polémica

El caso se plantea justo en la víspera de un viaje del asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, a Moscú. Y llega cuando la oficina del Director Nacional de Inteligencia, Dan Coats, acaba de emitir un comunicado mostrando su alarma por "campañas activas" de injerencia tanto en las elecciones en tres semanas como en las del 2020, operaciones que la Administración Trump no solo atribuye a Rusia sino también a China y a otros actores extranjeros, entre los que se cita expresamente a Irán.

En la investigación de Mueller, que analiza la injerencia de Moscú en el 2016 y que ya se ha traducido en varias imputaciones de ciudadanos y cargos rusos, el fiscal especial estudia también si el presidente o miembros de su equipo se confabularon con el Kremlin. Trump, que denosta la investigación como "una caza de brujas",  ha creado polémica al dar más credibilidad a Putin, que niega haber tratado de influir en su victoria, que a las conclusiones que alcanzaron los servicios de inteligencia estadounidenses.