CAMBIOS EN EL ELÍSEO

Macron busca oxígeno con una amplia remodelación gubernamental

El presidente francés sitúa al fiel Christophe Castaner en Interior y hace un guiño a los centristas del MoDem

Emmanuel Macron.

Emmanuel Macron. / periodico

Eva Cantón

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Si hace mes y medio Emmanuel Macron interpretó la dimisión del ecologista Nicolas Hulot como un caso aislado, la esperpéntica salida del ministro del Interior, Gérard Collomb, el pasado 2 de octubre, ha llevado al presidente francés a replantearse el perfil del Ejecutivo para buscar algo de oxígeno tras un inicio de curso catastrófico.

Macron quiere darle un nuevo impulso al mandato y dejar atrás la mala racha inaugurada este verano con el caso Benalla,caso Benalla el escándalo protagonizado por su antiguo responsable de seguridad filmado cuando pegaba a unos manifestantes el Primero de Mayo haciéndose pasar por policía. 

Las discrepancias sobre el caso Benalla llevaron a Collomb, el barón socialista que contribuyó desde su feudo de Lyon a la victoria de Macron, a abandonar su puesto en Interior, asestando un duro golpe a la línea de flotación del macronismo y obligando al presidente a hacer una remodelación más amplia de la inicialmente prevista.

El calendario que manejaba Macron hace tan solo unas semanas contemplaba reorganizar el Ejecutivo en el horizonte de las elecciones europeas de mayo del 2019 y de las municipales francesas del 2020. Sin embargo, el regreso de Collomb a Lyon ha alterado sus planes.

En un clima de gran hermetismo Macron y su primer ministro, Edouard Philippe, han trabajado durante dos largas semanas en el diseño del nuevo Ejecutivo del que salen los cuatro miembros más desgastados y en el que entran ocho personalidades de peso político.

Un fiel en Interior

Para ocupar el Ministerio del Interior, un puesto clave en un país que vive bajo la amenaza permanente del terrorismo, Macron ha optado por un fiel colaborador, el delegado general de La República en Marcha, Christophe Castaner.

Este antiguo miembro del Partido Socialista tendrá como secretario de Estado de Interior a Laurent Nuñez, antiguo prefecto de policía, colaborador del exprimer ministro Manuel Valls y responsable de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) que conoce bien la casa. El presidente opta por un tándem que combina la confianza política con la experiencia técnica.

Perfil político

En general, el nuevo equipo tiene un perfil más político que técnico y Macron parece rendirse a la evidencia de que recurrir a la sociedad civil para gobernar tiene sus límites. También lanza varios guiños.

El primero al MoDem, el partido centrista y aliado parlamentario de La República en Marcha que empezaba a criticar abiertamente el autoritarismo del presidente. Marc Fesneau, jefe de filas de su grupo parlamentario, entra como nuevo secretario de Estado de Relaciones con el Parlamento.

La también centrista Jacqueline Gourault, hasta ahora secretaria de Estado de Interior y encargada del dossier corso, pasará a ocupar la macro-cartera de Cohesión territorial y colectividades, en sustitución de Jacques Mézard, que sale del Ejecutivo.

Gourault ha sido concejal, alcaldesa, diputada y senadora y conoce bien el terreno. Será clave para aparcar la imagen de un poder urbano y cosmopolita que olvida la Francia rural y de provincias.

Con el nombramiento del antiguo socialista próximo a Manuel Valls Didier Guillaume en el Ministerio de Agricultura, del que sale el macronista Stéphane Travert, se busca un reequilibrio hacia la izquierda, a pesar de que La República en Marcha (LREM) está dividida entre los partidarios de recuperar el espacio progresista y los defensores de abrir la formación a la derecha.

Otra salida esperada era la de la ministra de Cultura, Françoise Nyssen, salpicada por el asunto de unas obras no declaradas en su antigua editorial, Acte Sud. Frank Riester, un antiguo responsable de Los Republicanos, será el nuevo responsable de esta cartera.