El ultraderechista Bolsonaro crece en los sondeos y gana voto femenino y militar

“¿Y si gana?”. La pregunta ya ha dejado de ser una ficción apocalíptica y empieza a provocar ciertos escalofríos, precedidos de otro interrogante. “¿Y si se impone en primera vuelta?”El excapitán Jair Bolsonaro, portavoz de los ensamientos más regresivos de Brasil, llega al 32% de las intenciones de voto según la última medición de Datafolha y va conquistando adhesiones de sectores que tradicionalmente se inclinaban hacia el Partido de los Trabajadores (PT). En la noche del miércoles, otra consultora, Ibope, confirmó esa misma cifra con un añadido más ominoso: Bolsonaro está cerca de contar con el apoyo del 40% de los habitantes de Río de Janeiro. 

El candidato ultraderechista del Partido Social Liberal  (PSL) saca también apoyos a Geraldo Alckmin, del Partido de la Socialdemocracia de Brasil (PSDB). Y algo más inquietante aún: a pesar de su declarada misoginia, homofobia y desprecio por toda paridad de género, crece las simpatías hacia Bolsonaro por parte de las brasileñas indiferentes a la consigna “Él no” que ha movilizado en las calles a miles y miles de mujeres.

El último sondeo indica que el apoyo hacia el candidato nostálgico de la dictadura militar (1964-85) ha pasado del 21% al 27%. Esa predilección no deja de provocar asombro porque desoye los aspectos más exasperantes y temibles del fenómeno Bolsonaro. Su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, dijo el pasado domingo que “las mujeres de derecha son más bonitas que las de la izquierda”, ya que “no muestran los pechos ni defecan en las calles”.

El diario 'Folha de Sao Paulo' asegura que el excapitán es “el preferido de la mayoría de los 17 generales de cuatro estrellas” del Ejército. Aunque Bolsonaro abandonó las fuerzas armadas en 1998 por cuestiones de disciplina, parte de su base social está en esas filas y especialmente gracias a la tarea que han realizado varios oficiales de reserva.

Señales de alarma

A lo largo de la última semana y a cinco días de la celebración este domingo de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Bolsonaro ha ganado cuatro puntos porcentuales y se coloca once de distancia de Fernando Haddad, el exalcalde paulista que el Partido de los Trabajadores (PT) designó para reemplazar a Luiz Inacio Lula da Silva, actualmente encerrado en una cárcel de la sureña Curitiba.

Las señales de alarma suenan con fuerza en las oficinas centrales de la campaña del PT ya que Haddad ha frenado su ascenso en las encuestas. Se mantiene con un 21% de intención de voto y ha crecido su rechazo al 41%, siempre de acuerdo con Datafolha, cuya opinión suele ser tomada muy en serio.

El director general de la consultora, Mauro Paulino, no descarta que la “ola” a favor del aspirante del PSL siga ganando impulso antes de que el domingo se abran las urnas. Al evaluar los últimos números de Datafolha, Igor Gielow, periodista de 'Folha de Sao Paulo', ha señalado que la campaña "Él No" ha podido contribuir al cambio de tendencia y se haya convertido en "un tiro en el pie” de quienes la promovieron.

Hasta el momento, Bolsonaro y Haddad se encuentran en una situación de empate técnico de cara a una segunda vuelta, que de ser necesaria se celebraría el 28 de este mismo mes, pero con una leve ventaja a favor del excapitán. Ciro Gomes, el otro aspirante de la centro izquierda, tiene el apoyo tan dolo del 11% de los electores, según el mismo sondeo.

Nuevos apoyos y 'Kake news'

El PT advierte con inquietud que la comunidad evangélica, con todo su poder mediático y su influencia en sectores populares, cada vez es más explícita en su simpatía por Bolsonaro. Alckmin del PSDB, como el Frente Agropecuario (FPA) que ha declarado su respaldo a Bolsonaro. El anuncio de los parlamentarios que representan a los grandes productores ha provocado malestar em candidato del centro derecha. “Han sido irrespetuosos. Yo también soy agricultor y no fui consultado”, se ha quejado.

Faltan pocas horas para que finalice la campaña electoral. Los indecisos cada vez son menos, y muchas veces abandonan su indiferencia por haber leído en sus teléfonos móviles una noticia que los ha impactado. Las elecciones brasileñas vuelven a probar, como en EEUU y en la experiencia del 'brexit', el enorme poder de las llamadas “fake news”.

La “red de mentiras”, como la llama el diario carioca 'Extra', gana fuerza en el umbral de los comicios. A los whatsapp y las cuentas de Facebook llega la información de que Haddad ha dispuesto que, en caso de ganar, los niños de cinco años pasarán a ser propiedad del Estado. “Jesús es travesti”. La frase, de alto impacto en una comunidad tan religiosa como la brasileña, se la atribuyen a Manuela D'Avila, la dirigente comunista con quien Haddad comparte su fórmula electoral.