ESCÁNDALO EN EEUU

El candidato de Trump al Supremo: "No he agredido sexualmente a nadie"

Brett Kavanaugh se defiende de las acusaciones de abuso sexual en una entrevista en la que se hizo acompañar por su mujer

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El proceso para confirmar a Brett Kavanaugh, el juez elegido por Donald Trump para ocupar la plaza vacante del Tribunal Supremo, se está convirtiendo en un gran ‘reality show’ lleno de momentos dramáticos, giros inesperados y suficiente sexo para mantener al espectador pegado al sillón. Sobre la mesa, sin embargo, hay algo mucho más serio que un buen rato de entretenimiento. Está en juego el color político de la mayor instancia judicial de Estados Unidos, que tendrá mayoría conservadora si Kavanaugh acaba superando la prueba de fuego del Senado. En su camino se han cruzado dos mujeres que han cuestionado la conducta del juez cuando era todavía estudiante, una de ellas acusándole de intento de violación. Es tan serio el desafío que Kavanaugh dio anoche una entrevista junto a su mujer para defenderse de las alegaciones.

“La verdad es que nunca he agredido sexualmente a nadie, ni en el instituto ni en ningún otro lado”, dijo el magistrado en una entrevista con Fox News. A su lado tuvo siempre a su mujer, Ashley Estes, que solo intervino cuando fue interpelada por la entrevistadora y en todo momento defendió la inocencia de su marido. “Quiero un proceso justo para poder defender mi integridad. Sé que estoy diciendo la verdad, conozco mi trayectoria y no voy a permitir que unas acusaciones falsas me aparten de este proceso. Tengo fe en Dios y tengo fe en la justicia del pueblo estadounidense”, añadió Kavanaugh.

La primera mujer en acusarle se llama Christine Blasey Ford, una doctora universitaria que, según contó la semana pasada a la prensa, ha vivido traumatizada desde que Kavanaugh la encerrara presuntamente en una habitación y tratara infructuosamente de desnudarla durante una fiesta de instituto hace más de tres décadas. Supuestamente ella tenía 15 años y él 17. Durante la entrevista, el juez no negó que en algún momento hubiera conocido a Ford, pero dijo que ni eran amigos ni se movían en los mismos círculos sociales. “Nunca estuve en la fiesta descrita”, dijo Kavanaugh antes de añadir que tampoco tuvo encuentro sexual alguno o físico con Ford.

Para tratar de dar más credibilidad a sus palabras, el juez contó que se crio en colegios católicos, que iba los domingos a misa y que ni en el instituto ni la universidad tuvo relaciones sexuales. “De modo que usted está diciendo que en los años aquí contemplados era virgen?”, le preguntó la entrevistadora. “Es correcto”, contestó el magistrado. Lo que sí está ampliamente documentado es la cultura que imperaba en Georgetown Prep, el high school jesuita y frecuentado por las élites donde el magistrado estudió a las afueras de Washington. En el campus se bebía a raudales y las fiestas cargadas de testosterona eran la norma. 

Kavanaugh tendrá otra oportunidad de defenderse el jueves ante el Comité Judicial del Senado, el primer estadio que tiene que superar para ser confirmado. En esa misma sesión testificará Ford, quien mantuvo en secreto su trauma hasta 2012, cuando se lo contó a un psicólogo. La profesora universitaria se sometió más tarde a un examen poligráfico que determinó que habría dicho la verdad. Pero también reconoce que no recuerda ni la fecha exacta de cuándo sucedió ni la vivienda de Maryland donde se celebró la fiesta en cuestión.

Kavanaugh también negó que, durante otra fiesta, esta vez en su primer año de universidad en Yale, se bajara los pantalones y le pusiera el pene delante de la cara de Deborah Ramírez, la segunda mujer que le ha acusado. “Nunca hice nada parecido. La otra gente que supuestamente estaba allí no lo recuerda. Si algo así hubiera sucedido, se hubiera propagado por el campus”.

Las acusaciones de Ramírez las publicó la revista ‘New Yorker’, pero no han podido de ser corroboradas por ningún otro medio. ‘The New York Times’ entrevistó a decenas de compañeros de Kavanaugh y Ramírez en Yale y ninguno de ellos recordaba el incidente alegado. “Este proceso está siendo increíblemente difícil. Sabíamos que iba a ser duro, pero ha superado las expectativas”, dijo la mujer del magistrado. “Es un hombre amable, decente y bueno. Conozco su corazón”, afirmó.

La pareja mantuvo siempre la calma y la compostura durante la entrevista, y no quisieron alimentar la polémica cuando la periodista les preguntó cómo explicaban el cúmulo de acusaciones, esperando que las enmarcaran en una campaña política para destruir su reputación, como ha dicho la Casa Blanca. Tampoco atacaron a ninguna de las mujeres que han salido al paso de su nominación. “Me siento mal por su familia. Me he sentido mal por ella en todo este proceso”, dijo Estes refiriéndose a Ford.

Para acabar, Kavanaugh también desmintió una tercera acusación que saltó ayer a las páginas de 'The Guardian'. En este caso partió de Michael Avenatti, el abogado de la actriz porno Stormy Daniels, quien anunció pocas horas antes que representa a una tercera mujer que acusa a Kavanaugh de participar en “fiestas con alcohol y drogas” en las que "se violaba en grupo a mujeres”. También en los años ochenta. “Eso es totalmente falso y escandaloso”, respondió el magistrado.