desastre natural

El tifón Mangkhut entra en China debilitado tras dejar más de 60 muertos en Filipinas

Un centenar de personas, la mayorìa mineros, han quedado sepultados por los corrimientos de tierra en la ciudad filipina de Itogon

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Adrián Foncillas

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El tifón Mangkhut sigue desplazándose por la China continental ya con fuerza atenuada mientras los países que lo han sufrido se afanan en contar fallecidos, rescatar supervivientes de los edificios derribados y limpiar los escombros para retomar su pulso. Las variadas facturas que ha dejado el Mangkhut subrayan las diferencias de desarrollo en el sudeste asiático, desde los epatantes rascacielos hongkoneses a la dolorosa pobreza de las zonas rurales de Filipinas.

La tormenta tropical más fuerte del año en todo el mundo entró en la tarde de ayer en la provincia costera de Guangdong (antigua Cantón) a través de la ciudad de Taishan  y dejó al menos dos muertos en la zona, según las autoridades. China había emitido la alerta roja (la mayor de las previstas), ordenado la evacuación de 2,4 millones de locales y el regreso de sus 50.000 barcos al puerto. También cerraron 632 puntos turísticos y casi 30.000 obras. La población se había aprovisionado de víveres en las vísperas y resistió en sus casas o en alguno de los 18.327 refugios habilitados al tifón calificado por la prensa oficial como “el rey de las tormentas”. La fuerza de sus vientos, aliados con las lluvias de la temporada del monzón, superan a las del huracán Florence que golpeó Carolina del Norte durante el fin de semana. La televisión local mostró olas erguidas contra las defensas portuarias y un hotel costero de Shenzhen inundado.

El supertifón ha abandonado ya el delta del río de la Perla, el pulmón económico de China. Hong Kong, Guangzhou, Shenzhen o Macao han despedido al tifón sin excesivos daños aunque con interrupciones en las comunicaciones y transportes como los más de 500 vuelos cancelados.

Cierre de casinos

El gobierno de Macao, muy criticado el pasado año tras las diez muertes del tifón Hato, decidió cerrar todos los casinos por primera vez en su Historia. Las autoridades hongkonesas habían alertado a la población durante la semana sobre los peligros de la peor tormenta que recibía la excolonia desde 1979. Los vientos hicieron mover los edificios más altos, varias de las calles quedaron anegadas y el nivel del agua en el icónico Puerto Victoria subió casi cuatro metros. El tifón dejó 213 heridos, arrancó árboles, tumbó andamios, rompió ventanas y consiguió detener por unas horas el vibrante pulso de la ciudad. El agua llegaba hasta la cintura en algunas zonas, según el diario local South China Morning Post.

El cuadro es más dramático en Filipinas, primera etapa del Mangkhut. Dos días después de que abandonara el país, Manila sigue subiendo el número de muertos a medida que los equipos de rescate alcanzan las zonas más alejadas y castigadas. La cifra oficial alcanza ya los 65 muertos, 32 heridos y 43 desaparecidos. La mayoría de víctimas se concentran en el norte de Luzón, un área poco poblada e inclinada al cultivo de arroz y maíz, que sufrió una cincuentena de deslizamientos de tierras.

Antiguos barracones

Los desvelos se centran ahora en sacar a las decenas de atrapados bajo las ruinas en la ciudad de Itogon. Muchos mineros y sus familias buscaron refugio en los antiguos barracones de tres pisos convertidos en capilla que fueron aplastados por un segmento montañoso arrancado por las lluvias. “Ellos pensaban que ahí estarían seguros, las autoridades intentaron convencerles de que se marcharan pero lo rechazaron”, ha dicho el alcalde, Victorio Palangdan, a la agencia AP. Los equipos de rescate retiran los escombros con palas y picos porque el suelo inestable no permite acercar la maquinaria pesada.

Más de 220.000 filipinos siguen sin poder regresar a sus hogares debido a los estragos del tifón y al peligro de deslizamientos, según el Centro Nacional de Desastres. Buena parte de las viviendas de las zonas por las que pasó el Mangkhut habían sido levantadas con materiales poco sólidos y rematados con techos de hojalata.