CRÍTICAS A LOS DEMÓCRATAS

Trump dice que los huracanes de Puerto Rico mataron a unas 20 personas y no 3.000 como señalan los informes oficiales

El presidente de EE UU asegura que la cifra de un estudio universitario es falsa y habría sido inventada para dañar su imagen

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

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Ricardo Mir de Francia

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Donald Trump le bastaron solo unas horas en la presidencia para demostrar que es capaz de falsear la realidad sin ningún rubor para convertir cualquier fracaso aparente en una victoria épica. Sucedió durante la ceremonia de su investidura. Aquel evento registró una asistencia de público más que modesta, pero el nuevo presidente se pasó meses diciendo que había sido la investidura más concurrida de la historia. Esa tendencia a mentir o a exagerar la realidad ha sido una de las constantes de su mandato, ya sea para tergiversar asuntos triviales o episodios con enorme carga emocional, como es ahora el caso. Trump ha negado que 3.000 personas murieran en Puerto Rico como consecuencia de la respuesta deficiente de su Administración al huracán María, una cifra que se habrían inventado los demócratas para dañar su imagen.

No murieron 3.000 personas en los dos huracanes que golpearon Puerto Rico. Cuando yo abandoné la isla, después de la tormenta, había entre seis y 18 muertos. Los números casi no subieron con el paso del tiempo”, ha escrito Trump en Twitter. “La cifra de 3.000 la crearon los demócratas para hacerme quedar tan mal como fuera posible mientras yo recaudaba con éxito miles de millones para ayudar a reconstruir Puerto Rico”, ha añadido el republicano. Sus palabras han desatado una tormenta de indignación en la isla, donde las últimas familias tardaron 11 meses en recuperar el suministro eléctrico. “Señor presidente fueron personas de carne y hueso las que murieron por su respuesta. Su falta de respeto es horrorosa”, le ha dicho la alcaldesa de San Juan, Carmen Cruz.

Lo más sorprendente es que la cifra de 2.975 muertos, registrada en los seis meses posteriores al impacto del María, sale de un estudio encargado por el Gobierno federal a la Universidad George Washington y es la que aparece en los informes oficiales de la tragedia. A modo de comparación, durante el Katrina que anegó Nueva Orleans en 2015 murieron un máximo de 1.800 personas. En Puerto Rico, sin embargo, no ha sorprendido a nadie. Tras la tormenta, buena parte de las infraestructuras de la isla quedaron devastadas. Millones de personas quedaron sin agua, luz y combustible durante meses, lo que provocó graves repercusiones también en los hospitales.

Lejos de volcarse con el que es uno de los territorios más pobres de EE UU, una isla con graves problemas de liquidez y sometida a unas políticas de austeridad aterradoras, la respuesta federal fue lenta y desdeñosa. Las ayudas quedaron estancadas en los puertos, se contrató a compañías sin experiencia para reparar el tendido eléctrico y llegaron muchos menos equipos de emergencia de los que la situación requería, según han reconocido los informes oficiales.

Trump nunca aceptó la debacle y ha seguido presumiendo de aquella gestión. “Hicimos un gran trabajo en Puerto Rico, por más que no haya sido apreciado”, volvió a decir esta semana, justo cuando los huracanes vuelven a amenazar a EE UU, en este caso a su costa este. El Florence se acerca peligrosamente a las Carolinas, donde 1.5 millones de personas ya han sido evacuadas.