intensas negociaciones

Trump anuncia un nuevo acuerdo comercial con México para reformular el NAFTA

El presidente de EEUU no descarta que Canadá quede fuera y aboga por rebautizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte

El presidente de EEUU, Donald Trump.

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Ricardo Mir de Francia

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El Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, de sus siglas en inglés) podría tener los días contados. Al menos nominalmente. Casi un cuarto de siglo después de que entrara en vigor para entrelazar las economías de los tres países al norte del continente y liberalizar sus mercados, Estados Unidos y México han anunciado un acuerdo para reformular sus términos. Ese acuerdo excluye por el momento a Canadá, país al que Donald Trump ha amenazado con dejar fuera del tratado a menos que acepte ciertas concesiones. El jefe de la Casa Blanca ha mostrado también su intención de cambiarle el nombre al NAFTA, un acrónimo que a su juicio tiene “malas connotaciones”, y se ha referido al nuevo pacto con el vecino del sur como “Acuerdo Comercial EE UU-México”. Suena “elegante”, ha dicho.

En medio de la guerra comercial que mantiene con China y la Unión Europea, el acuerdo alcanzado con México da un respiro a la industria y la agricultura estadounidense y le servirá a Trump para cantar victoria de cara a su electorado. El magnate se ha referido reiteradamente al NAFTA como el “peor acuerdo comercial de la historia” y ya durante la campaña prometió derogarlo a menos que sus contrapartes aceptaran renegociar los términos. Trump responsabiliza al NAFTA, que ha servido para triplicar los intercambios comerciales en Norteamérica desde su entrada en vigor en 1994, de la pérdida de cientos de miles de empleos en EE UU, del abaratamiento de los salarios o de la mudanza de cientos de empresas estadounidenses a México. Es un argumento que solo aceptan parcialmente los economistas. Ya sea porque el grueso del desempleo en la industria se explica por la mecanización o porque ha creado millones de puestos de trabajo en otros sectores de la economía.

Como sucede con otros tratados de libre comercio, desde la izquierda de argumenta también que ha beneficiado fundamentalmente a las grandes corporaciones y ha rebajado los estándares de protección medioambiental, sanitarios o alimentarios. No está claro todavía de qué modo el nuevo acuerdo firmado con México modificará las reglas preexistentes. Según el Wall Street Journal, incluye medidas para garantizar una mayor presencia en los automóviles del acero y las partes fabricadas en la región, y obliga a que parte de ellos se produzcan en plantas con salarios elevados. También otorgaría más poder a los sindicatos mexicanos.

“Es un gran día para el comercio. Es un gran día para nuestro país”, ha dicho Trump al anunciar el acuerdo. Lo ha hecho a su estilo, con una llamada en directo al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quien ha celebrado también el pacto calificándolo de “muy positivo”. El magnate ha aprovechado la conversación para presionar a Canadá, país al que acusa de tratar injustamente a su país con unos aranceles desmesurados para la importación de los productos lácteos estadounidenses.

Trump ha dicho que el Gobierno de Justin Trudeau está todavía a tiempo de sumarse al acuerdo con México, pero no ha excluido que acabe quedando fuera. “Ya veremos”, ha afirmado. Mucho más interesado se ha mostrado Peña Nieto, consciente de la importancia del mercado canadiense y de las complejas cadenas trasnacionales de producción que NAFTA ha creado. “Espero y deseo que la parte del acuerdo con Canadá se pueda concretar”.

Canadá lleva semana sin participar en las negociaciones del NAFTA por las diferencias que mantiene con Washington, pero esta misma semana volverá a sentarse en la mesa. “Solo firmaremos un nuevo NAFTA si es bueno para Canadá y su clase media”, ha dicho su ministra de Exteriores, Chrystia Freeland