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Dos técnicos advirtieron a Atlantia sobre el deterioro del puente de Génova

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Rossend Domènech

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Dos técnicos contratados por la concesionaria italiana Autostrade, filial de Atlantia, presentaron en noviembre del 2017 un informe en el que se advertía a la empresa del deterioro que presentaba el puente que el martes se derrumbó en Génova, donde murieron al menos 38 personas. Los medios de comunicación italianos han informado sobre el estudio elaborado por los profesores del Instituto Universitario Politécnico de Milán Carmelo Gentile y Antonello Ruoccolo. El documento menciona las anomalías que presentaban algunos materiales, como la oxidación de los cables, y el deterioro del pilón número nueve del viaducto. El Gobierno ha nombrado una comisión para que investigue lo ocurrido, que este viernes empezó sus trabajos.

Hoy sábado se celebrará el funeral de Estado por las víctimas mortales recuperadas hasta el momento, con la presencia del presidente de la República, Sergio Mattarella y del primer ministro, Giuseppe Conte. El acto religioso será oficiado por el cardenal y arzobispo de Génova, Ángelo Bagnasco. Un funeral que estará envuelto en la polémica ya que 20 de las familias de las víctimas han decidido no participar en las exequias públicas y han preferido una ceremonia privada. Algunas de ellas han manifestado que no participarán en lo que han considerado "una pasarela" para los políticos.

Mientras tanto, sigue la búsqueda entre las ruinas de los desaparecidos y la odisea de las 664 personas que se han visto obligadas a dejar sus casas, situados bajo el tramo del puente caído, y que han sido declaradas inhabitables por las autoridades. “Toda una vida dentro de una maleta”, se lamentó ayer una de las afectadas, una joven de 20 años.

Hoteles y pensiones

Los desahuciados se encuentran de momento hospedados en hoteles, pensiones y viviendas de familiares. Sefer Sefa mostró se preocupación porque sus hijos deberán cambiar de escuela, aunque advierte que lo peor es "no tener un techo propio. Ahora somos ocho en la casa de mi hermano”, afirmó. Este numeroso grupo de vecinos vivían en once bloques de pisos situados en el torrente Polcevera, sobre el que pasa el puente. Excepto los que residen en dos bloques, considerados fuera de peligro, el resto nunca más podrán volver a sus casas. La demolición de los restos del puente comportará inevitablemente el derrumbe también de los edificios.

El alcalde de Genova, Marco Bucci, intentó ayer tranquilizar a los afectados que irritados le gritaron: “Austostrade de Italia nos ha destruído la vida, queremos nuestras casas”. Los bomberos han advertido que uno de los pilones del puente que permanece todavía en pie “está cediendo y puede caer”, lo que,  de suceder, aplastaría otros cuatro edificios. Ayer, los residentes de estos bloques fueron evacuados, mientras procedían lentamente a recuperar sus efectos personales indispensables. Una maleta, dos como mucho, por cabeza. “Allí está nuestra vida y apenas nos dejan entrar para recoger los vestidos”, se quejó uno de los vecinos.

Grupos animalistas

Fabio y Daniele Cabretta buscan un lugar para su madre, viuda reciente. María Cosco, de 20 años y madre de una niña de cuatro meses, se plantea "volver a empezar desde el inicio" junto a su marido, un joven que recién ha terminado la escuela superior”. “No puedo aceptar que se me trate como si fuera el afectado de un terremoto, no se trata de un fenómeno natural. Aquí hay culpables", afirmó indignado Ennio Guerci mientras abandonaba la casa donde ha vivido los últimos 60 años. “Quiero reconstruir la vida que Autostrade d’Italia me ha destruido”, dije. “No nos iremos a viviendas populares. Si intentan hacerlo protestaremos”, lamenta otro de los afectados que pide poder mantener la “vida digna que teníamos y que Autostrade nos ha quitado”.

Varias asociaciones animalistas se están haciendo cargo de los gatos, perros, pájaros, tortugas y demás animales que tenían las familias en sus casas y que, por el momento, no pueden llevarse a los hoteles y las pensiones. El título de Atlantia, cotizado en la bolsa, remontó ayer hasta tener que ser suspendido por exceso de subida, después de que el pasado 14, cuando cayó el puente, perdiera el 22,2%, equivalente a 4.000 millones. El 45,5% de su capital está en manos de pequeños inversores.

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