Catástrofe medioambiental

California sufre el peor fuego de su historia moderna

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Idoya Noain / Nueva York

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Hay récords que nadie querría batir y California acaba de sumar uno de ellos. El lunes, con más de 114.000 hectáreas arrasadas, el fuego Mendocino Complex se convirtió en el mayor de la historia del estado, al menos según los registros que se mantienen desde hace un siglo.

Contenido solo al 30%, el fuego combina dos incendios que arrancaron a pocos kilometros de distancia el 27 de julio y sigue expandiéndose, habiéndose doblado en solo cuatro días. Se salta tanto barreras naturales como creadas por el hombre y se ve favorecido por circunstancias como las altas temperaturas, la baja humedad y los vientos fuertes y erráticos que soplan sobre una vegetación extremadamente seca.

El Mendocino arde por ahora lejos de núcleos importantes de población, no ha provocado muertos hasta el momento y ha destruido cerca de 140 casas y estructuras. Más destructivo está siendo el fuego Carr, que arde también en el norte del estado y está contenido al 45%, y que aunque con una devastación menor (algo más de 66.000 hectáreas), ha provocado siete muertos y ha dejado en cenizas 1600 edificios.

17 incendios activos

Los dos son los principales incendios entre 17 activos en este momento en California, donde la convivencia con el fuego se ha convertido en lo que el gobernador, el demócrata Jerry Brown, ha lamentado como “la nueva normalidad”. Hay malos augurios dado que los peores incendios suelen registrarse más adelante, al final del verano y principio del otoño, con lo que la marca batida por el Mendocino, que ha dejado pequeña la marcada por el incendio Thomas hace ocho meses, podría incluso verse superada este mismo año.

Todo es parte de una tendencia que los expertos vinculan al cambio climático, latente tras las temperaturas extremas, vientos más fuertes y una sequía que convierte en combustible la vegetación. De los 20 mayores incendios del último siglo en California, la mitad se han registrado en la última década, lo que una portavoz del Departamento Forestal y de Protección de Incendios, Lynne Tolmachoff, ha asegurado que “dice mucho de la forma en que están cambiando las cosas en California”.

Trump, contra la ciencia

El consenso científico no ha evitado que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aproveche el fuego para asaltar, via tuits, a California, el estado predominantemente demócrata que lidera la “resistencia” contra las políticas de Washington, tanto en terreno medioambiental como en otros como la inmigración. Su asalto, no obstante, ha provocado perplejidad, desconcierto e incluso brula, no solo porque Trump ha vuelto a evitar reconocer la responsabilidad humana en el cambio climático, sino porque ha incluido comentarios con los que suspendería un examen básico de geografía.

Trump ha intentado responsabilizar a “las malas leyes medioambientales” estatales de estar “magnificando y empeorando muchísimo” los incendios, les acusa de no permitir usar agua disponible para combatir el fuego y dice que están “desviando agua al Pacífico”.

En un tuit anterior había acusado personalmente al gobernador Brown de estar realizando ese desvío “estúpidamente”. Los ríos fluyen naturalmente en el mar.

Un portavoz de Brown ha dicho que los comentarios del presidente “no merecen respuesta” pero otros responsables de la lucha contra los incendios y expertos en cambio climático sí han contestado al presidente. “Seamos claros, es nuestro clima cambiante el que está llevando a fuegos más severos y destructivos”, ha dicho un portavoz de CalFire, Mike Mohler, que ha defendido que el estado tiene agua de sobra para combatir los incendios.

También en 'The Washington Post' ha replicado a Trump John Abatzoglou, un climatólogo de la Universidad de Idaho, que ha definido el mensaje presidencial de “confuso, si no totalmente incoherente”. Abatzoglor lideró un estudio, publicado en 2016, que demostró que el cambio climático era responsable de más de la mitad del incremento de aridez en bosques del oeste y del doble de tierra quemada desde 1984.