MOVIMIENTO #FAIRLAND
Alemania alumbrará su propio Podemos
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
Carles Planas Bou
Muchos en Alemania han soñado con el final de Angela Merkel. Tras 13 años de inquebrantable reinado, parte de la izquierda alemana confía ahora en aprovechar la peor crisis política de la cancillera para hacerle sombra. Eso es lo que propone 'Aufstehen' (En Pie), un movimiento transversal que vaya más allá de los partidos y aglutine al progresismo germánico para impulsar una nueva agenda social.
Con Podemos o la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon como referentes, esta fórmula pretende agrupar bajo un único paraguas a socialdemócratas (SPD), a Los Verdes y la Izquierda, que en los últimos años se han visto incapaces de hacer frente al liderazgo conservador de Merkel, y relanzar un mensaje social. "Hay una mayoría social favorable al desarme, las subidas salariales, la mejora de las pensiones, impuestos justos y más seguridad; pero no una coalición de partidos mayoritaria", denuncia el manifiesto, filtrado en el diario Spiegel el pasado mayo.
Recuperar votos
Detrás de esa idea están Oskar Lafontaine y Sahra Wagenknecht. Él, expresidente del SPD y fundador de La Izquierda; ella, líder del grupo parlamentario izquierdista. Además de su relación sentimental, la pareja insiste en que la creación de este movimiento encabezado por "grandes personalidades" es la herramienta para cambiar el panorama político alemán, marcado por un profundo giro conservador. Aunque se mencionó por primera vez en noviembre del año pasado este movimiento suprapartidista se presentará en sociedad en septiembre.
La propuesta también nace para contrarrestar el auge de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Sintomático de lo que la filósofa política Nancy Fraser ha llamado "crisis del neoliberalismo progresista", el populismo xenófobo ha sabido captar en masa el voto protesta de antiguos socialdemócratas e izquierdistas golpeados por la desigualdad, algo que se repite por toda Europa y los Estados Unidos.
Izquierda dividida
Como ha pasado históricamente, la unión entre fuerzas políticas de izquierda parece una quimera. Más que celebrarlo, muchos sectores progresistas han criticado la propuesta de Lafontaine y Wagenknecht, dos figuras que despiertan muchos recelos por su oportunismo, incluso entre sus propias filas. ¿Un movimiento social no debería ser impulsado por la calle en lugar de desde las élites? Los otros líderes de La Izquierda, Bernd Riexinger y Katja Kipping, la han rechazado.
Aunque las tres formaciones gobiernan de la mano en Berlín en la llamada coalición rojo-rojo-verde, la capital es una excepción progresista en un país conservador aún muy fragmentado. A nivel nacional ese pacto parece una utopía, pues los antiguos estados capitalistas reniegan de las raíces poscomunistas de La Izquierda mientras que esta lo hace de la cercanía de sus dos supuestos socios con Merkel. La Izquierda, de hecho, nació como escisión crítica de las reformas neoliberales impulsadas por SPD y Verdes cuando gobernaron el país de la mano. Así, sus diferencias parecen mucho mayores que su oposición a la canciller.
Esas discrepancias se evidencian aún más al hablar de política migratoria, un tema que ha polarizado Alemania dando alas a la ultraderecha y que la izquierda no ha sabido capitalizar. La propia Wagenknecht vio en 2016 como un manifestante le estampaba un pastel en la cara por sus críticas a la acogida de refugiados. Así, no es de extrañar que el manifiesto se centre en cuestiones sociales, un aspecto que, a priori, une más que divide. Aunque el proyecto parece nacer muerto, parte de la izquierda sigue soñando con desbancar a Merkel.
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