Zimbabue vota en paz sin Mugabe

La sombra de las irregularidades planea sobre la primera elección en el país sin el yugo del dictador

Largas colas para votar en Zimbabue.

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MARCEL GASCÓN

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Buena parte de los más de cinco millones de ciudadanos de Zimbabue con derecho al voto acudieron este lunes a las urnas en una cita electoral histórica aún bajo sospecha de irregularidades. La jornada estuvo marcada por las largas colas, los retrasos y problemas logísticos en algunos colegios, y transcurrió por lo general en un ambiente festivo que recordó a algunos a los primeros comicios democráticos en el país en 1980.

Estas presidenciales son las primeras en Zimbabue sin el expresidente Robert Mugabe, de 94 años, que fue depuesto por los militares en noviembre pasado después de casi cuatro décadas en el poder, durante las que la violencia, la intimidación y el fraude fueron habituales en las citas electorales.

El longevo líder revolucionario fue sustituido en la presidencia por su antiguo vicepresidente y aliado Emmerson Mnangagwa, de 75 años, que aspira a la reelección al frente del que fuera el partido de Mugabe, ZANU-PF. Enfrente tiene al opositor Nelson Chamisa, de 40 años, que concurre por el Movimiento por el Cambio Democrático (MCD).

Segunda vuelta en septiembre

La última encuesta daba a Mnangagwa una estrecha victoria sobre su rival. De confirmarse esta predicción, ambos candidatos se medirán en la segunda vuelta el 8 de septiembre.

"¡La victoria es nuestra!", escribió en Twitter Chamisa, que se quejó de las colas que algunos votantes tenían que hacer para votar. "Esto parece ser un intento deliberado de impedir y frustrar el voto urbano", dijo el aspirante del MCD, más popular entre los jóvenes y las ciudades frente al mayor predicamento de ZANU-PF tiene en el campo.

Chamisa -que teme que el antiguo movimiento de liberación repita las trampas que le permitieron perpetuarse en el poder durante casi 40 años- celebró la afluencia de votantes a los colegios, pero advirtió de que "la voluntad del pueblo está siendo negada y minada por estos retrasos deliberados e innecesarios".

Después de votar, el presidente Mnangagwa afirmó: "Puedo asegurarles que este país está ejerciendo la democracia como nunca lo había hecho antes". El jefe del Estado respondía así a Mugabe, que tras meses de silencio reapareció el domingo para transmitir su "esperanza" de que estas elecciones "nos devuelvan al orden constitucional".

Acompañado de su esposa Grace, 41 años más joven que él, un Mugabe débil y cansado dijo que no podía "votar por quienes me han atormentado", en referencia al partido que lideró durante buena parte de su vida, que, bajo tutela del Ejército, le apartó del poder hace ocho meses. "Así que solo me queda (votar a) Chamisa", remachó.

Mnangagwa dijo respetar "la libertad" de su antiguo jefe de expresar sus preferencias, pero utilizó las palabras de Mugabe para acusar a Chamisa de connivencia con el expresidente. "O votan por un Mugabe disfrazado de Chamisa o votan por un nuevo Zimbabue bajo mi liderazgo".

Pese a ser hasta su ruptura con Mugabe en 2017 uno de los hombres clave en sus gobiernos dictatoriales, Mnangagwa se presenta como una garantía de democratización, unidad y recuperación económica.

Casi tan esperado como el de los candidatos fue el voto de Mugabe, que fue aclamado por unos compatriotas que parecen no acostumbrarse a su ausencia después de 37 años omnipresente en la vida pública.