GUERRA ARANCELARIA

Juncker frena la guerra comercial de Trump con algunas concesiones

Trump y Juncker, en el Despacho Oval.

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Idoya Noain

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Un funcionario europeo había definido al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, como el "último recurso" ante Donald Trump para evitar que el presidente de Estados Unidos abriera la plena guerra comercial con la Unión Europea, un conflicto que se intuía en el horizonte por la amenaza de Trump de sumar aranceles de entre el 20 y el 25% a las importaciones de vehículos y componentes de automóviles europeos a las tasas que ya están en vigor desde junio sobre el acero y el aluminio. A juzgar por lo visto y oído este miércoles en la Casa Blanca, donde Juncker y Trump han mantenido varias horas de reuniones, primero cara a cara y luego acompañados por sus equipos, el recurso ha funcionado.

En una comparecencia conjunta en el Rose Garden que inicialmente no estaba prevista en la agenda, Trump ha asegurado satisfecho que se ha abierto "una nueva fase en la relación" entre Washington y Bruselas. Y el mismo líder que hace una semana en la cumbre de la OTAN definía a la Unión Europea como "un enemigo", hablaba este miércoles de "una cercana amistad y una relación comercial fuerte en la que ganaremos ambos".

Más soja y gas y menos aranceles

La satisfacción de Trump tiene sus motivos. En las negociaciones la Unión Europea ha hecho concesiones que aplacan algunas de las demandas y exigencias del proteccionista líder estadounidense. Y como han subrayado tanto Trump como Juncker, entre ellas está el trabajo conjunto hacia la eliminación de aranceles, barreras y subsidios en bienes industriales fuera del sector del automóvil. Además, la UE ha acordado elevar sus importaciones de soja estadounidense y va a trabajar también en lo que el luxemburgués ha llamado "reforzar la cooperación energética", que se traduce en elevar también la adquisición de gas natural de EEUU. Asimismo, y además de crear un grupo ejecutivo de trabajo que se pone en marcha inmediatamente, se colaborará para buscar la reforma de la Organización Mundial del Comercio

"Ha sido una reunión buena y constructiva", ha constatado Juncker, que ha recordado en cualquier caso que la nueva fase de diálogo y negociaciones se basa en el "entendimiento" mutuo de que "ninguna de las partes impondrá nuevos aranceles". La espada de Damocles de los automovilísticos, de momento, deja de pender sobre la UE. Bruselas ha conseguido también que se reexaminen los del aluminio y el acero que entraron en vigor el mes pasado y a los que la Unión Europea había respondido con sus propias tasas.

Del pesimismo a la esperanza

El optimismo era un bien escaso antes de la reunión, que se producía en un ambiente caldeado y marcado por declaraciones duras y amenazantes, tuits de marcado tono trumpiano y advertencias europeas de que había disposición a responder a los aranceles automovilísticos con duras medidas. Pero, como ha dicho Juncker, viajaba a Washington "con la intención de alcanzar un acuerdo y hemos logrado un acuerdo".

Para Trump se trata de una victoria importante, en particular en lo que se refiere a la soja. Justo el martes su Departamento de Agricultura anunciaba planes para destinar 12.000 millones de dólares a ofrecer ayuda a los agricultores que ya se han visto afectados por las batallas comerciales abiertas, no solo con la Unión Europea sino sobre todo con China. Y este jueves, cuando tiene previsto un viaje a Iowa, uno de los principales estados agrícolas castigados por la batalla arancelaria, podrá presentarles no solo el plan de asistencia sino también el principio de acuerdo con Europa.

La nueva etapa en las relaciones con Europa, además, puede calmar algunos de los temores y de las críticas que la implacable postura de Trump desataba dentro de EEUU entre muchos republicanos y representantes empresariales. Solo los sindicatos de trabajadores del sector automovilístico habían apoyado, y con matices, su amenaza de imponer los aranceles a la UE.