PREPARATIVOS ELECTORALES

Bolsonaro, un candidato que aterra a Brasil

Defensor de la tortura, homófobo y misógino, el exmilitar aspira a llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales

Bolsonaro, durante la convención de su partido.

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Abel Gilbert

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Mi candidatura es una misión. Si estoy aquí es porque creo en ustedes y si ustedes están aquí es porque creen en Brasil”. Jair Bolsonaro, el cruzado de la ultraderecha, comenzó ante unas 3.000 personas su carrera hacia el Palacio Planalto. El candidato a presidente del Partido Social Liberal (PSL) provoca ira y miedo a la vez porque las encuestas lo colocan, seguro, en la segunda vuelta, el 28 de octubre. Nostálgico de la dictadura militar (1964-85), defensor de la tortura y el uso de armas por parte de los terratenientes para evitar las invasiones del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), Bolsonaro es racista, misógino y homofóbico.

El candidato tiene todo los atributos que invitan a imaginar un futuro de espanto para el país más grande de América Latina. Fue militar, tiene una actividad parlamentaria de dos décadas y se conjuró contra la presidenta Dilma Rousseff. Cuando votó a favor de su destitución le rindió homenaje al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el jefe del Centro de Operaciones de Defensa Interna (DOI) que, durante el régimen militar, fue acusado de haber torturado a Rousseff.

Bolsonaro siente un orgullo particular por aquellos días de conspiración: su compañera de fórmula electoral será la abogada Janaína Paschoal, una de las responsables del proceso que sacó a la presidenta del poder.

Conexión divina

"Cambia Brasil / Cambia de verdad / Bolsonaro con amor y con coraje”, dice su canción de campaña. Un público heterodoxo la acompañó batiendo sus palmas. Había, en Río de Janeiro, conservadores evangélicos, policías, militares, simpatizantes de clase media y, también, habitantes de las barriadas pobres cansadas de la violencia. Para todos ellos, el capitán de reserva es el único capaz sacar a Brasil de la crisis. Bolsonaro les dijo que no es el “salvador de la patria”. Sin embargo, aseguró tener una conexión especial con la Providencia: “Dios no escoge a los capacitados, pero capacita a los elegidos”.

La primera vuelta del 7 de octubre tendrá como protagonistas a Marina Silva (Redes) Ciro Gomes (PDT), Paulo Rabello de Castro (PSC), Guilherme Boulos (PSOL), Vera Lúcia (PSTU) y Geraldo Alckmin (PSDB). Ninguno le hace sombra a un Bolsonaro que reivindica la superioridad salarial del hombre frente a la mujer y rechaza la cuota en las universidades públicas para los afrobrasileños.

Nueva barbarie

A finales de los años 70 sirvió en el 9º Grupo de Artillería de Campaña, en Nioaque, Mato Grosso do Sul. Luego, integró la Brigada de Infantería Paracaidista de Río de Janeiro. Tuvo problemas en la institución castrense por sumarse a los reclamos salariales de los uniformados. A los 63 años, Bolsonaro ha sumado una cantidad de escándalos por sus declaraciones que el crecimiento en las encuestas desconcierta a los analistas y sociólogos. “Ha salido del fondo de las contradicciones de nuestro sistema político y encarna la nueva barbarie como alternativa para el país”, señaló Miguel Lago en la revista 'Piaui'.

Lo cierto es que un 20% de los brasileños no parece encontrar problemática su simpatía con un diputado que, durante una discusión en el Congreso, dijo que no “violaría” a la legisladora Maria do Rosário porque ella “no lo merece”. El mismo Bolsonaro que, al hablar de su hija, consideró que fue resultado de “un momento de debilidad”, y cuando lo consultaron sobre el matrimonio entre personas de un mismo sexto contestó: “Preferiría que mi hijo muera en un accidente que llegue a casa con un tipo que tiene bigote”.

El antídoto, encarcelado

A Bolsonaro le tienen sin cuidado las críticas. “No nos interesa lo políticamente correcto”, se jactó en su acto de proclamación. Como están las cosas, el único capaz de vencerlo en las urnas es Luiz Inácio Lula da Silva. Pero el expresidente se encuentra en una prisión de Curitiba cumpliendo una sentencia de 12 años en una causa por presunta corrupción en la que los acusadores no pudieron presentar ninguna prueba convincente en su contra. Lula le lleva 10 puntos de ventaja y lo derrotaría en segunda vuelta. Sin embargo, es muy poco probable que la justicia autorice su candidatura.