La respuesta de la UE a Trump: entre el enfado y la resignación

Federica Mogherini.

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Silvia Martinez

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Que al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no le gusta la Unión Europea no es ningún secreto. El mismo se ha encargado de pregonarlo siempre que ha podido. La última vez este pasado domingo, apenas unos días después de sembrar el caos en la OTAN y en vísperas de su encuentro en Helsinki con el presidente ruso, Vladimir Putin, al situar a la Unión Europea entre sus “enemigos”. Un mensaje que en Bruselas han recibido con una mezcla de enfado, hartazgo y resignación.

“La pregunta a hacerle a Donald Trump sería más bien, ¿a quién considera como un amigo?”, ha ironizado la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, a su llegada a la reunión de ministros de Exteriores que se celebra este lunes en Bruselas. “Nosotros tenemos muy claro que Estados Unidos es nuestro amigo. El cambio de la administración americana no significa el fin de la amistad”, ha añadido. “Eso no va a cambiar porque haya cambiado la administración”, ha avisado

El presidente de la UE, Donald Tusk, ya dejó claro el domingo que considera que “América y la UE son buenos amigos” aunque acompañó este mensaje con uno de sus habituales dardos envenados. “Quien diga que somos enemigos está difundiendo 'fake news'”, añadió sobre la tan manida coletilla a la que acostumbra el multimillonario estadounidense.

Desde Pekín, donde se celebra este lunes una cumbre UE-China, ha recordado que lo construido durante décadas, con disputas incluidas, no se puede destruir. “Es una obligación común para Europa, China, América y Rusia no destruir este orden, sino mejorarlo. No iniciar guerras comerciales, que a menudo en nuestra historia se han convertido en conflictos calientes, sino reformar de forma responsable y valiente un orden internacional basado en reglas", ha reivindicado.

Alemania dispara

La reunión Trump-Putin no está en la agenda de trabajo, ni los ministros de exteriores de la UE en Bruselas ni de los dirigentes comunitarios en Pekín, pero son pocos los que han pasado por alto sus salidas de tono. Y muchos menos Alemania, el país contra el que Trump ha focalizado su rabia y a quien ha acusado en varias ocasiones de controlar Europa en beneficio propio. “Ya no podemos confiar plenamente en la Casa Blanca”, ha advertido a la prensa alemana el ministro de Justicia, Heiko Maas.

Mucho más comedido, el responsable de asuntos europeos del Gobierno de Angela Merkel, Michael Roth, ha abogado por hacer oídos sordos a los mensajes agresivos, mentirosos y no muy constructivos de Trump. “Debemos mostrar que podemos alcanzar el grado de coherencia necesario que necesitamos para ser tomados en serio porque la indignación sola no va a ayudarnos”.

“No” a una guerra de tuits

También Francia y España han optado por contemporizar y ofrecer un mensaje más calmado. “Parece que todo el mundo es su enemigo. Hay que tomar las declaraciones del presidente Trump con ponderación”, ha recomendado el ministro francés, Jean-Yves le Drian. En la misma línea se ha expresado el español Josep Borrell. “No hay nada nuevo. Viene diciendo siempre lo mismo. No le gusta el multilateralismo. La Unión Europea es el sumun del multilateralismo y no ha ocultado que este invento de la UE no le gusta”, ha manifestado Borrell.

El jefe de la diplomacia española reconoce, sin embargo, que ha habido un cambio en las relaciones trasatlánticas aunque circunscribe la enemistad de la que habla Trump a la política comercial. “Creo que quería hablar de competencia comercial y que el término enemigo es una hipérbole”, ha indicado. Y, “frente a las actitudes hiperbólicas una actitud ‘cool’”, ha añadido. “No vamos a entrar en una guerra de tuits”, ha zanjado defendiendo una postura lineal.

Ambiente de cautela

Ha sido la tónica general en la reunión de ministros de Exteriores. La UE no quiere echar gasolina al fuego encendido por Trump y que ante su imprevisibilidad podría empezar a arder sin control. “No creo que nosotros seamos el enemigo, tenemos que mantener el vínculo transatlántico lo más fuerte posible”, ha reclamado el ministro de Exteriores checo, Jan Hamacek. La misma cautela con la que ha acogido la Comisión Europea las palabras de Trump. La próxima semana su presidente, Jean-Claude Juncker, viajará a Washington para encontrarse con Trump y nadie quiere poner en riesgo ese diálogo en ciernes. "Nací para tener amigos no para tener enemigos", se ha limitado a señalar el portavoz de Juncker citando a la Antigona de Sofocles.