EFEMÉRIDE

Erdogán consolida su poder dos años después del fallido golpe de Estado

En dos años, el gobierno turco ha detenido a 60.000 personas y despedido 160.000 funcionarios por supuestos vínculos con la organización acusada de la intentona

aniversario golpe de estado fallido en turquia

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Adrià Rocha Cutiller

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Adem señala con el dedo un pixel en una foto enmarcada que lleva bajo el hombro y asegura que esa marca indescifrable es él, que él estaba bajo esta bandera esa noche, que se encaró con varios soldados metidos en un tanque cuya misión era cortar el puente de Estambul y que claro que tuvo miedo, como todos, pero que por su país haría lo que hiciese falta. Este domingo, dos años después, Adem, de 60 años, ha vuelto al lugar donde, dice, estaba justo hace dos años: la noche del intento de golpe de Estado en Turquía.

«Me enteré de todo lo que estaba pasando por la televisión, y cuando nuestro presidente nos pidió que tomásemos las calles, aquí vine. Millones salimos a la calle y paramos el golpe», explica. En la noche del 15 de julio de 2016, algunos miles de soldados turcos intentaron tomar el control del país por la fuerza: cerraron aeropuertos, bloquearon carreteras y los puentes que cruzan el Bósforo, en Estambul.

Ocuparon televisiones y lanzaron proyectiles contra el Parlamento, en Ankara. Enviaron un escuadrón de la muerte para matar a Recep Tayyip Erdogan, que estaba de vacaciones. El presidente turco se escapó a tiempo y llamó a una de las cadenas sin militares con el móvil para pedir ayuda a sus seguidores, que salieron a parar el golpe y ocupar las calles.

Esa noche 251 civiles murieron a manos de los militares sublevados; y algunos miles resultaron heridos. «Nuestra poderosa nación, que ignoró las armas y las dirigió hacia los traidores, ganó con coraje esa noche del 15 de julio», ha dicho este domingo Erdogan en los actos de celebración de la intentona fallida.

Regalo de Dios

Regalo de DiosSus seguidores están de acuerdo: «Gracias a Dios ahora ya no hay peligro de que vuelva a pasar. Nuestro país se ha vuelto en una nación fuerte y segura», dice Ibrahim, que también ha venido este domingo para escuchar a Erdogan hablar en el puente del Bósforo. Todos los que han venido aquí adoran al presidente turco.

Esa noche, cuando el golpe ya parecía a punto de fallar, el Gobierno turco encontró rápido a quien culpar: la cofradía del clérigo Fethullah Gülen, que durante años, con el beneplácito de Erdogan, infiltró dentro de la administración a sus seguidores. Miles de militares, policías, jueces, administrativos, profesores escolares y universitarios, editoriales, periódicos, residencias y un etcétera infinito dependían más de Gülen que del Estado. En 2016, el clérigo y el presidente rompieron y se convirtieron en enemigos acérrimos. El golpe de Estado, según Erdogan, fue su última carta.

Acabar con el enemigo

Acabar con el enemigoLa intentona falló y Erdogan la catalogó de regalo de Dios porque le daba la oportunidad de acabar definitivamente con el grupo de seguidores de Gülen: desde entonces, en dos años, Turquía ha detenido a 60.000 personas y despedido a más de 160.000 funcionarios; cerrado periódicos y encarcelado periodistas con la misma excusa.

Gülen vive desde finales de los noventa en Estados Unidos y Washington ha denegado su extradición porque, considera, en Turquía no tendría las garantías de recibir un juicio justo. Esto, entre otras cuestiones, ha destrozado las relaciones entre los EEUU y Turquía, ambos socios de la OTAN.

«Los gülenistas son los perros sebosos de los norteamericanos —considera Adem—, que además reciben protección de Francia Alemania. Ahora los gülenistas se han escapado, pero Erdogan los traerá de vuelta. Serán juzgados por sus crímenes terroristas. No nos vencieron hace dos años y no lo conseguirán ahora. Nosotros tenemos a nuestro líder, Erdogan. Somos 81 millones de personas detrás de él».