Trump dice que el 'brexit' que propone May puede romper el acuerdo comercial con EEUU

Políticos británicos califican al presidente de EEUU de "grosero" en el inicio de una cumbre marcada por la tensión y protestas

Begoña Arce

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La ya controvertida y protestada visita de Donald Trump a Londres, que empezó el jueves, ha subido de tono y malestar por las declaraciones del presidente de EEUU al diario de The Sun, en una entrevista en la que asegura que el plan de Theresa May sobre el 'brexit' puede perjudicar el acuerdo comercial entre Estados Unidos y Gran Bretaña. "Si aprueban un acuerdo como ese, estaríamos tratando con la Unión Europea en lugar de con el Reino Unido, y eso puede matar probablemente el acuerdo", afirma Trump.

Estas declaraciones han desatado una reacción general de los políticos británicos, que han afeado las palabras de Trump al considerarlo una ofensa intolerable hacia la primera ministra. La portavoz laborista de Exteriores, Emily Thornberry, dijo que Trump ha sido "extraordinariamente grosero" por "comportarse así con su anfitriona". "¿No le enseñó nada su madre? No es manera de comportarse", declaró la política de la oposición en el programa Good Morning de ITV. Thornberry advirtió no obstante de que la dirigente conservadora debería "plantarle cara", y opinó que "está dejando mal al país al no hacerlo".

Reacciones en las redes sociales

En la red social de Twitter, numerosos diputados se solidarizaron con May y con otros blancos de los ataques de Trump, como el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, de origen pakistaní, de quien dijo que "está haciendo muy mal trabajo" en materia de terrorismo.

La conservadora Sarah Wallaston calificó de "repulsiva" la entrevista en "The Sun" y dijo que el presidente "está decidido a insultar a May", para añadir que, si este es el precio a pagar por un acuerdo con EEUU, "no vale la pena".

Una visita controvertida

El jueves, a las dos de la tarde hora de Londres, el Air Force One en el que viajaban Donald Trump y su esposa Melania se ha posado en el aeropuerto londinense de Stansted. Ha arrancado así una de las visitas más polémicas de un presidente de Estados Unidos a suelo británico. Una estancia rodeada de protestas en la calle y fuerte tensión entre el invitado y la anfitriona, la primera ministra Theresa May. La cita pondrá a prueba la ahora maltrecha relación "privilegiada" entre los dos países.

Por una carambola inesperada, el viaje ha coincidido con la crisis del Gobierno británico a causa del ‘brexit’. La disputa condujo a la renuncia de dos ministros principios de semana y de otros cargos menores. Lejos de seguir el principio de no injerencia en asuntos de otro país, antes de embarcarse hacia Londres, Trump puso en duda el plan de May para el ‘brexit’

Farage y Boris

"Voy a un sitio que está muy caliente en estos momentos, con muchas dimisiones”, declaró en la conferencia de prensa de la cumbre de la OTAN en Bruselas. "La gente votó por la ruptura (con la UE), luego me imagino que es eso lo que van a hacer. Pero quizás están tomando un rumbo un poco diferente, así que no sé si fue eso por lo que votaron (los británicos)".

Trump es un enemigo de la Unión Europea y un defensor del ‘brexit’. Se entiende con Nigel Farage, el que fuera líder del UKIP, y afirma ser muy amigo de Boris Johnson, el ministro dimisionario de Asuntos Exteriores británico, cabecilla de la revuelta contra May, con quien dijo esperar poder encontrarse.

Encontronazos

En los últimos 18 meses muchas cosas han cambiado en las relaciones entre Londres y Washington. May  fue la primera líder  internacional en correr a los brazos de Trump apenas acabado el recuento de votos en las elecciones estadounidenses  del 2016. Entonces le cursó una invitación para una "visita de Estado" al Reino Unido, con carruajes, cena de gala en el Palacio de Buckingham, honores en el Parlamento y toda la pompa imaginable.

La invitación se fue aplazando a medida que se multiplicaban los encontronazos con el nuevo presidente. Un ejemplo de esa creciente tensión se vio en noviembre, cuando May públicamente reprochó a Trump que compartiera videos antimusulmanes de una formación de extrema derecha británica. "El que trabajemos juntos no quita para que diga sin miedo cuando Estados Unidos se equivoca".

El actual viaje ha quedado rebajado a “visita de trabajo”, con bastante menos parafernalia. A la cena de gala con políticos y empresarios en Blenheim Palace, la mansión donde nació Churchill en el condado de Oxford, seguirá el viernes un encuentro en la residencia campestre de Chequers con May, y un té con la reina en el castillo de Windsor. De allí la pareja presidencial volará a Escocia, donde pasará hasta el domingo en los dos campos de golf que posee Trump.

Bebé en pañales

El itinerario ha sido cuidadosamente diseñado, para evitar las protestas preparadas en varias partes del país. En Londres, un bebé inflable de color naranja de siete metros, representando a un Trump en pañales en plena rabieta, sobrevolará el Parlamento. También se ha construido un muro de sonido, elaborado con música de mariachis y llantos infantiles. 

 La gran manifestación se ha fijado para la tarde del viernes. "Cuando el racismo y la extrema derecha avanzan no te sientas y esperar a que pase. Hay que salir a las calles, movilizarse y contratacar", afirma el activista Owen Jones, uno de los organizadores.

La visita es una pesadilla para May, obligada a esconder su irritación. El objetivo prioritario, según ella misma ha anunciado, es "profundizar la relación única de comercio y comenzar las discusiones sobre cómo vamos a forjar y una fuerte, ambiciosa y futura relación comercial entre socios".