elecciones en méxico

Un crítico feroz de Trump dispuesto a llevarse bien con el vecino del norte

El presidente de EE UU felicita a López Obrador por su victoria y se ofrece a trabajar a su lado

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Ricardo Mir de Francia

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En pleno giro hacia la derecha de Estados Unidos, México ha basculado hacia la izquierda. La victoria de Andrés Manuel López Obrador abrirá un nuevo capítulo en la relación íntima y enormemente complicada que mantienen los dos gigantes norteamericanos, países de historia paralela y economías entrelazadas que se enfrentan a múltiples desafíos comunes, desde el narcotráfico, a la violencia o los flujos inmigratorios. En algunos sentidos, Obrador y Donald Trump no son muy distintos. Ambos son nacionalistas económicos y populistas retóricos que llegaron al poder aprovechando el descontento con el estatus quo y las élites dirigentes. Pero uno es un veterano activista político que promete dar prioridad a los pobres y los indígenas. Y otro es un multimillonario que protege los intereses de su clase y aspira a reflotar a la América castigada por la globalización.

A corto plazo todo son incógnitas. En su discurso ante miles de mexicanos en el Zócalo del Distrito Federal, Obrador se confabuló para mantener buenas relaciones con el vecino del norte. “Con el gobierno de EE UU buscaremos una relación de amistad y cooperación para el desarrollo, siempre fincada en el respeto mutuo y en la defensa de nuestros paisanos migrantes que viven y trabajan honradamente en ese país”. Antes había lanzado un mensaje conciliador al poder económico mexicano y los inversores extranjeros, afirmando que respetará la libertad empresarial y los acuerdos firmados, o subrayando que no habrá expropiaciones ni confiscaciones de bienes. Esas palabras son un bálsamo para Wall Street y los inversores estadounidenses que, como algunos mexicanos, temen que Obrador se convierta en una suerte de Hugo Chávez.

Choque frontal

Durante la campaña, el exalcalde de México, al que 'The New York Times' describe como “un izquierdista atípico” y Politico como “un agitador”, ha chocado frontalmente en varias ocasiones con Trump. Se ha opuesto a su proyecto para construir un muro en la frontera, diciendo que “va en contra de la humanidad, la inteligencia y la historia”. Ha descrito a Trump como un dirigente “errático y arrogante”. Ha dicho que no permitirá el maltrato de sus conciudadanos inmigrantes en EE UU. Y en un libro reciente, titulado ‘Oye, Trump’, escribió que el líder estadounidense y sus asesores “hablan de los mexicanos de la misma forma en la que Hitler se refería a los judíos antes de lanzar su infame persecución y su abominable exterminio”.

“Obrador ha hecho declaraciones fuertes contra Trump y sus políticas, pero ni mucho menos han sido su principal caballo de batalla durante la campaña”, asegura el profesor de la Universidad de Rice, Jesús Velasco. “No es lo mismo ser candidato que presidente. Si Obrador trata de modificar sustancialmente la relación bilateral, se enfrentará a una gran presión externa”. Por el momento, Trump ha respondido con respeto a la decisión democrática de los mexicanos. “Felicidades a Andrés Manuel López Obrador por convertirse en el próximo presidente de México”, dijo en las redes sociales. “Estoy impaciente por trabajar con él. Hay mucho que hacer que beneficiará tanto a EE UU como a México”.

Origen humilde

A pesar de las críticas de Obrador al Tratado de Libre Comercio de Norte América (NAFTA), o el nacionalismo económico que destila su agenda, el político tabasqueño de orígenes humildes pretende mantener las negociaciones con Washington para redefinir los términos del Nafta. Y quiere también atajar el problema de la inmigración y la violencia que azota México fomentando el desarrollo económico de sus regiones, una apuesta en la que EE UU tiene todo el interés por que salga bien. “Quien desee emigrar, que lo haga por gusto y no por necesidad”, dijo Obrador en su discurso en el Zócalo.