Repercusiones de la victoria de AMLO

América Latina, entre la euforia y la prudencia

La izquierda espera que el triunfo de López Obrador ponga fin a los años de reflujo y derrotas en la región

Cumbre iberoamericanda de Cádiz del 2012.

Cumbre iberoamericanda de Cádiz del 2012. / periodico

Abel Gilbert

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Con la victoria de Andrés Manuel López Obrador, toda una región ha comenzado a mirar hacia México entre la euforia, el pesimismo y la mesura. El histórico triunfo de AMLO fue inmediatamente saludado por los países sobrevivientes de aquella América Latina que en la primera década del presente siglo se inclinó hacia la izquierda  y desafió las políticas de Estados Unidos.  “Estamos seguros que su Gobierno escribirá una nueva página en la historia de dignidad y soberanía latinoamericana”, le dijo a AMLO el boliviano Evo Morales.

“Los pueblos dignos siempre luchan por tener un Estado soberano”, agregó Morales, convencido de que la proeza de MORENA en las elecciones mexicanas representa un punto de detención de los años de reflujo de la izquierda al sur del Río Bravo. “Queremos una Latinoamérica con independencia. El triunfo del hermano López Obrador garantiza la liberación de nuestros pueblos para construir puentes de integración en vez de muros de discriminación”.

La alegría de Maduro

Las palabras del exdirigente de los cocaleros (“Estado”, “soberanía”, “independencia”, “dignidad”, “liberación”) entraron en descrédito desde el momento en que la derecha llegó al poder por medio del voto en Argentina y Chile, o mediante la conjura, como en el caso de Brasil. Nicolás Maduro no tardó en sumarse a unos festejos que considera también propios. Estima que la llegada al Gobierno de AMLO supondrá una moderación sensible de la hostilidad de la diplomacia mexicana hacia Caracas. “Que se abran las anchas alamedas de soberanía y amistad de nuestros pueblos”, escribió en Twitter.

Para Maduro, se “renueva la esperanza de la Patria Grande”. Su optimismo es quizá exagerado. Acaso porque no ha querido que lo emparenten con Hugo Chávez, AMLO ha mantenido una prudente distancia crítica de lo que ocurre en Venezuela. “No están bien las cosas”.

Ponderación

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, también saludo la “histórica victoria” de López Obrador. Su mensaje fue escueto, como corresponde hacerlo en las redes sociales, pero no cabe duda de que La Habana espera reverdecer la tradicional alianza que tuvo con México. Las sucesivas y controvertidas administraciones del PRI siempre funcionaron como un contrapeso en la disputa entre la isla y EEUU. Fidel Castro ponderó siempre ese papel al punto de guardar silencio cuando en 1988 Carlos Salinas de Gortari “derrotó” a Cuauhtémoc Cárdenas en unas elecciones que nunca pudieron despojarse del mote de “fraudulentas”. AMLO aparece cuando Donald Trump se inclina a retrotraer las relaciones con Cuba a los acuerdos previos a la era Obama.

Situación variopinta

Su triunfo electoral se conoce a su vez en un momento de reacomodamientos y nuevas tensiones en América Latina. De un lado, la crisis sin salida a la vista de Venezuela. Por el otro, el afianzamiento de la derecha en Colombia y la abjuración en Ecuador de Lénin Moreno, el fallido delfín de Rafael Correa, de todo balbuceo antimperialista.

En Brasil la disputa política no está resuelta a pesar del encarcelamiento de Luiz Inacio Lula da Silva. El giro conservador emprendido por el impopular presidente interino, Michel Temer, está lejos de consolidarse. Lo mismo sucede en la Argentina de Mauricio Macri, sumergida en una crisis recesiva y con un creciente conflicto social que pone en entredicho su deseo de ser reelecto en el 2019.

El verdadero rostro de AMLO

Entre tantas conjeturas e ilusiones, surge el interrogante sobre el verdadero rostro de AMLO y sus posibilidades de transformar un México atravesado por la violencia y la corrupción. “No es Chávez, es Lula”, dijo el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, para marcar una diferencia. Pero esa sutileza política tampoco parece tener cabida en estos momentos en la América Latina como lo prueba el propio encarcelamiento del exmandatario.

Más allá de la suerte de AMLO, otro hecho conmueve a la región y tiene que ver con Claudia Sheinbaum,  la primera mujer electa a la alcaldía de la Ciudad de México. Esto ocurre cuando el movimiento feminista al sur del Río Bravo adquiere una envergadura también histórica en la que se insinúa algo completamente novedoso para la política latinoamericana.