Las portadas de prensa que ponen cara a la crisis humanitaria estadounidense

No hacen falta muchas explicaciones para entender la portada del 'Time' del 2 de julio. Tampoco para sobrecogerse con ella. La imagen habla por sí sola. Trump vino para quedarse, y no de cualquier forma. La política de "tolerancia cero" con quienes cruzan la frontera de forma ilegal aplicada por su administración, la persecución penal de los simpapeles y la separación de estos sin tener en cuenta la ruptura de núcleos familiares, han sido tan solo tres de las últimas bombas que le han estallado en las manos al dirigente estadounidense. 

John Moore, ganador del premio Pulitzer para Getty Images, era conocedor de esta situación y llevaba un tiempo fotografiando la realidad de la frontera con Sudamérica. Ha sido precisamente su trabajo, el que ha sido capaz de poner una imagen al sufrimiento de los simpapeles más pequeños de América. 

La pequeña de la chaqueta rosa se ha convertido en un símbolo de la crisis humanitaria que tiene lugar en Texas, y la dura mirada de Trump en el montaje de la portada, en símbolo de la dureza de sus políticas sociales. Tampoco se queda atrás en la reivindicación la portada del 'The New Yorker' en la que aparecen dibujados cinco niños llorando bajo las faldas de la Estatua de la Libertad. 

EL CONTEXTO DE LA PORTADA

Tras la polémica surgida a principios de esta semana con la publicación de un vídeo donde se podía escuchar a niños llorando desconsoladamente (mientras un agente de la Patrulla Fronteriza cree oportuno bromear diciendo "tenemos una orquesta, nos falta el director"), Trump tuvo que deshacer parte del camino andado. Un día después Estados Unidos abandonó el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. 

El miércoles, tras varios días de indignación en todo el mundo y montones de críticas dirigidas al presidente de los Estados Unidos, el presidente de EEUU decidió firmar una orden ejecutiva para frenar esas separaciones que él mismo puso en marcha. "Voy a firmar algo", explicó a los medios, mostrando un gran interés y preocupación por el problema. 

La orden, lejos de ser una solución a la crisis humanitaria, busca hacer también que su detención sea indefinida mientras los adultos se someten a sus procesos judiciales. Pese a que la orden que firmó el presidente vuelve a permitir que las familias de inmigrantes permanezcan unidas, no ha bastado con ello y ha proseguido con su limpieza de imagen mandando a la primera dama, Melania Trump, a visitar por sorpresa varios campos de detención.