La Marina de València, de las fiestas VIP de la Copa América a puerto de acogida

Del pijerío de las fiestas VIP de los equipos de la Copa América a puerto de acogida de inmigrantes. De junio del 2007 a junio del 2018. En once años, la imagen que exportará el Puerto de València cambiará por completo este próximo sábado cuando se espera que lleguen los tres buques que trasladan a los 629 inmigrantes del 'Aquarius'.

El 16 de junio del 2007 también era sabado, como ocurrirá ahora, y acababa de terminar la Copa Louis Vuitton. Las sedes de los once equipos que habían participado bullían con fiestas propias o de sus patrocinadores. La entrada, con invitación. La ciudad llevaba meses siendo testigo del circo social alrededor de la elitista competición.

El Emirates Team New Zealand, como gandor de la Louis Vuitton, se preparaba para desafiar en menos de una semana al Alinghi suizo que defendía la Copa de las Cien Guineas y que había elegido València como sede de una de las competiciones más antiguas y prestigiosas del mundo. Previo pago de un polémico canon de 90 millones de euros, claro.

Cifra que fue solo una parte de los cerca de 300 millones de euros que tuvo que afrontar un consorcio formado por las de las tres administraciones para llevar a cabo la reforma integral de la zona central del puerto, conocida como la Marina Real Juan Carlos I y que ahora gestiona. Incluido un pantalán de 'megayates' que se quedó medio vació en cuanto acabó la fiesta.

Deuda millonaria

La deuda del 'Consorcio Valencia 2007' llegó a ser de 500 millones de euros y ahora 'sólo' es de unos 400 millones. La mejoría llega en parte porque se han multiplicado los usos y los actos en un espacio que ha perdido en este tránsito su apellido monárquico. Por ejemplo, en las tres bases vecinas a la del Alinghi, el empresario Juan Roig ha montado la sede de una escuela de negocios y de una lanzadera de empresa.

Además, sus grandes espacios se han convertido en habitual y fresco escenario para multitudinarios conciertos estivales. Este viernes acogerá a los concursantes de Operación Triunfo y el sábado a Fito, que hace semanas agotó las 17.000 entradas disponibles.

El concierto del vasco obliga a tener bajado el puente levadizo que permitiría a los buques acercarse hasta el canal que lleva a las bases de los equipos. Es el puente del circuito urbano de la Fórmula 1, el otro gran evento que debía completar la imagen del Puerto de València como el nuevo Mónaco. Pero esa es otra historia.

Planes iniciales

Esa coincidencia ha hecho que se hayan cambiado los planes iniciales y que se haya elegido el más discreto muelle de los cruceros, justo a la espalda sur de la Marina, para un desembarque que se prevé escalonado, pues los dos buques de la armada italiana que han ayudado a transportar a los inmigrantes tienen capacidad para llegar antes.

El cambio de planes podría también hacer que se busque algún edificio más cercano que la base del Alinghi para que descansen las primeras horas, pese a que la Cruz Roja ya había dado su visto bueno si se incluían algunas modificaciones, como aumentar el número de baños.

El edificio será en cualquier caso la base logística de las administraciones durante la operación. Porque en toda esta operación también cuenta la imagen. "Fue un sitio de grandes fastos y es bueno que sirva para ayudar a la gente", ha explicado Joan Ribó, alcalde de València.