crisis en el mediterráneo

Arrecian las críticas a Macron por su silencio en la crisis del Aquarius

Francia saluda el gesto de España y ofrece ayuda al Gobierno de Sánchez en la acogida de los refugiados

emmanuel macron

emmanuel macron / periodico

Eva Cantón

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Sorprendentemente discreto en la crisis abierta por la decisión de Italia de impedir el desembarco del buque Aquarius con 629 inmigrantes a bordo, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha salido este martes por primera vez de su mutismo para denunciar el “cinismo” del populista y xenófobo Ejecutivo italiano.

Ha sido en el Consejo de Ministros donde, según el portavoz del Gobierno francés, Benjamin Griveaux, el jefe del Estado ha recordado que el derecho marítimo internacional estipula que “en caso de emergencia es la costa más próxima la que asume la responsabilidad de la acogida”. Macron ha señalado también que si la costa más cercana al Aquarius hubiera sido la francesa, el navío podría haber atracado en un puerto galo.

La respuesta tardía del presidente –que llega 24 horas después de que el Gobierno de Pedro Sánchez se ofreciera para acoger el barco- y la prioridad que Macron le ha dado a la legalidad internacional en detrimento del derecho humanitario le ha valido un aluvión de críticas. Y no solo las que eran de esperar en el campo de la izquierda. Su actitud ha molestado incluso a muchos miembros de su formación política

Telón de fondo

Al vicepresidente del grupo parlamentario de La República en Marcha (LREM) en la Asamblea Nacional, Huges Renson, le habría gustado que Francia hubiera hecho gala de su tradición de acogida para responder a una situación humanitaria urgente y ha lamentado el silencio del Ejecutivo.

“Hoy es España quien encarna por todo lo alto los valores de Europa”, dijo en la televisión BFM. La diputada del mismo grupo, Sonia Krimi, muy crítica con la nueva ley de asilo e inmigración impulsada por el presidente, se ha preguntado a qué espera Francia para actuar, y su colega Anne Christine Lang ha considerado que Francia debería hacer una excepción y amparar a los pasajeros del Aquarius.

Con este telón de fondo, el primer ministro, Edouard Philippe, tuvo que emplearse a fondo este martes en la sesión de control al Ejecutivo de la Asamblea Nacional para justificar su postura echando mano de los mismos argumentos legales que el presidente. Luego, anunció que Francia está abierta a colaborar con España en la acogida de algunos migrantes.

“Estamos dispuestos a ayudar a las autoridades españolas para acoger y analizar la situación de los que en ese barco pueden beneficiarse del estatus de refugiado”, ha indicado tras saludar la respuesta española. En la cámara baja hubo aplausos entusiastas en las bancadas de la izquierda cuando se mencionó la decisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

La diputada socialista Gisèle Bièmouret le afeó al Gobierno su “indiferencia” y la de la Francia Insumisa Bénédicte Taurine haber “pisoteado” los principios republicanos de fraternidad y solidaridad. Philippe ha intentado derivar el debate al ámbito europeo al adelantar que Francia llevará al próximo Consejo Europeo una propuesta para buscar una solución comunitaria al drama migratorio.

La oferta de Córcega

El asunto se tratará también en la reunión que mantendrán la próxima semana en Berlín Emmanuel Macron y la canciller Angela Merkel.  Por su parte, el ministro galo del Interior, Gérard Collomb, tenía previsto hablar esta tarde con sus colegas español e italiano.

Fuera del hemiciclo también han puesto en evidencia a Macron.  El presidente del Consejo Ejecutivo corso, el autonomista Gilles Simeoni, se ofreció este lunes a recibir al Aquarius en el puerto de Bastia. Ni los representantes del Estado en la isla ni el Elíseo mostraron entusiasmo por la iniciativa.