Escocia rechaza el proyecto de ley del 'brexit'
El Parlamento escocés rechazó este martes por un amplio margen el proyecto de ley de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Todos los partidos de Escocia representados en Holyrood, a excepción de los conservadores, votaron contra la legislación del 'brexit' propuesta por el Ejecutivo británico. El resultado fue de 93 votos contra el proyecto, frente 30 a favor. Es la primera vez que el Parlamento escocés niega su consentimiento a una ley procedente de Westminster, lo que puede llevar a una confrontación directa entre Londres y Edimburgo.
La primera ministra, Theresa May, tiene el poder para imponer la legislación del ‘brexit’ a Escocia, una de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido. Pero esa medida de ‘fuerza’, sin precedente podría abrir una crisis constitucional. La confrontación daría además fuelle a la petición de un segundo referéndum de independencia que quiere la ministra principal, Nicola Sturgeon. La única manera de evitar una lucha abierta que tiene el Ejecutivo de May volver a negociar y hacer más concesiones.
Recuperar competencias
En abril, después de largos meses de discusiones, los ministros escoceses rechazaron un acuerdo para resolver la disputa sobre la ley del ‘brexit’. A fin de encontrar una solución, el ejecutivo de May había introducido algunos cambios en el texto que servirá para que el Reino Unido continúe funcionando sin problemas una vez se consume la ruptura con la UE. El Gobierno de Gales aceptó las modificaciones, pero no así la Administración de Escocia, controlada por los independentistas del Partido Nacional Escocés. Para Sturgeon y su equipo hacían falta nuevos cambios, ya que quedaba "“un punto clave" por cerrar.
El fondo de la confrontación es determinar quién heredará, después del ‘brexit’ en marzo del 2019, las actuales competencias que en estos momentos posee Bruselas, principalmente en materia de pesca y agricultura. Escocia las quiere recuperar para sí, mientras que el gobierno de May quiere que esos poderes de la UE le sean devueltos a Londres. De esta manera se desea proteger la integridad y uniformidad económica del país, con un marco común. Así se evitaría que diferentes naciones del país adopten reglas diferentes en el comercio interior.
Derecho de veto
El Ejecutivo británico se comprometió a consultar con el Gobierno escocés todos los cambios sobre esos asuntos en la legislación después del ‘brexit’. Pero Sturgeon considera que la simple consulta no es suficiente e insiste en que su Gobierno, o el Parlamento de escocés, tengan el poder legal para bloquear cualquier cambio con el que no estén de acuerdo. Para los ministros británicos, ese derecho a veto es inadmisible.
La Cámara de los Comunes debe dar su voto final y la luz verde definitiva a la ley de salida de la UE en pocas semanas. El tiempo se agota para que May logre un acuerdo. Sturgeon advierte que "la pelota está en el tejado del Gobierno". Es el que ha de decidir "si ignora los puntos de vista del Parlamento escocés, o los escucha y trata con mucho empeño de lograr a un acuerdo que cierre las diferencias que nos siguen separando".
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