Israel, una salvación y una condena

Enfrentamientos entre  israelis y palestinos en Cisjordania con motivo del aniversario del estado de Israel.

Enfrentamientos entre israelis y palestinos en Cisjordania con motivo del aniversario del estado de Israel. / .43283629

Ana Alba

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El 29 de noviembre de 1947, la ONU aprobó el plan de Partición de Palestina para dividirla en dos estados, uno judío y otro árabe. "Muchos vecinos vinieron a casa porque éramos los únicos de la calle que teníamos radio. Bailamos toda la noche", explica la israelí Rivka Shpak Lissak, de 84 años, en su casa de Rishon Lezion.

La alegría se repitió el 14 de mayo de 1948, cuando David Ben Gurion proclamó el Estado de Israel. Shpak Lissak solo tenía 13 años, pero aún recuerda aquel día histórico y la guerra entre Israel y varios países árabes.

"Vivíamos en Holon. Muy cerca estaba el pueblo árabe de Tall al-Arish. Por la noche disparaban a nuestras casas", comenta Shpak Lissak, de padres polacos que emigraron a Israel en 1925 y 1932. Parte de su familia fue asesinada en el Holocausto.

Esta autora de siete libros sobre historia americana y judía evoca con nostalgia los tiempos en que Israel "era un país socialista de gente sencilla e idealista que no iba tras el dinero", afirma.

Un antes y un después

"Divido la historia de Israel entre el antes y el después del Likud (partido de la derecha, del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu). No me gusta cómo ha evolucionado la sociedad. Netanyahu ha destruido lo que construyeron los laboristas: los kibutz, los sindicatos, la justicia social, la igualdad. Hay una gran diferencia entre ricos y pobres, la educación ha empeorado, los hospitales no reciben el dinero que tocaría, que va a los asentamientos (en territorio palestino) y a los religiosos, y hay más odio entre comunidades", asegura Shpak Lissak mientras muestra un álbum de fotos en blanco y negro que relata su vida entre 1933 y 1950.

Diana Safieh, palestina de 78 años, no puede recurrir a los álbumes para rememorar sus vivencias. El 13 de mayo de 1948 se despidió para siempre de su casa en el barrio de Baka de Jerusalén.

"Mi padre era reacio a marcharse, criticaba a los que huían. Pero grupos judíos empezaron a entrar en casas y estábamos aterrados", recuerda Safieh, que tenía 7 años. Como Shpak Lissak, nació en la Palestina bajo mandato británico.

"Nos fuimos con lo puesto, el pasaporte y las llaves, dejamos comida, muebles, y joyas y dinero en el banco que nunca recuperamos", relata Safieh, propietaria de una agencia de viajes para peregrinos.

Entre finales de 1947 y 1949, unos 750.000 palestinos fueron expulsados o huyeron durante 'la Nakba' (catástrofe). La familia Safieh, católica y de las élites de Jerusalén, se refugió en el Líbano, pero regresó a Jerusalén. Cuando en la guerra de los Seis Días, en junio de 1967, los israelís ocuparon el este de la ciudad, Diana y su padre corrieron al barrio de Baka, en la parte oeste (israelí).

"Nuestra casa estaba intacta. Vivían unos judíos tunecinos. Un señor nos invitó a entrar, pero mi padre no quiso. Años más tarde regresé. En la casa vivían cuatro familias de judíos polacos o rusos, habían añadido dos pisos. Me insultaron y me fui llorando", cuenta Safieh.

Una parte de los palestinos pudo permanecer en 1948 en Israel. Entre ellos, la familia del actor Mohammad Bakri, nacido en Al Bi'ina (norte) en 1953. "Mis padres vivían en Acre, pero al ser ocupada por los israelís, fueron a Al Bi'ina. Mi abuelo fue asesinado por las fuerzas israelís y a mi padre y sus hermanos los encarcelaron. Una vez liberados pudieron quedarse en Israel", comenta Bakri.

Bajo la ley militar

"En los primeros 20 años de Israel, la sociedad y el Gobierno intentaron que nos volviéramos judíos, aprendiéramos hebreo y fuéramos buenos árabes. Estuvimos bajo la ley militar hasta 1965. Yo tenía 12 años, recuerdo el miedo. Me sentía como en un campo de refugiados dentro de mi pueblo", señala.

Bakri, director de documentales, ha sido blanco de la censura del Gobierno, de denuncias de soldados y campañas de difamación de la ultraderecha.

"Quise contar mi historia, la de los palestinos. Nadie tiene el monopolio del dolor. En Israel, toda mi vida he oído la historia del sufrimiento israelí y judío. Si he escuchado la suya, ¿por qué no quieren escuchar la mía? Nadie tiene el monopolio de la verdad", destaca Bakri, que ha hecho películas y una obra de teatro sobre el Holocausto.

A Israel llegaron, principalmente en los 50 y 60, judíos de países orientales, muchos perseguidos, como los padres de David Erolan, investigador de Ciencias Políticas y Comunicación de Masas de Jerusalén.

La madre de Erolan era de una familia de clase media-alta de Bagdad, propietaria de una fábrica de alfombras, y el padre, de Afganistán. Los dos huyeron para evitar la muerte. "Ella contaba lo duro que fueron los primeros tiempos en Israel. Vivieron tres años en tiendas de campaña como refugiados", subraya Erolan, de 48 años.

Para este investigador, Israel ha conseguido logros en varios campos, especialmente tecnológicos, "pero la sociedad, dividida en categorías, se desploma. Hay fuertes diferencias económicas, la gente siente inseguridad, no confía en los salarios, las pensiones, la seguridad social y cree que tiene que luchar contra los demás, hacer cosas inmorales para conservar su posición. Esto genera corrupción".

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