Historia de un país

Israel: Del kibutz a la Start-up Nation

70 años de israel

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Ana Alba

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La victoria de Israel en el Festival de Eurovisión ha eclipsado el entusiasmo en el país por el traslado este lunes de la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén. El presidente de EEUU, Donald Trump, escogió como fecha para hacerlo el 14 de mayo, día en que el Estado de Israel cumple 70 años, y víspera de las protestas palestinas para conmemorar la Nakba (catástrofe), la expulsión y huída de 750.000 palestinos tras el nacimiento de Israel y la guerra que libró contra una coalición árabe.

En 1948, Israel tenía unos 750.000 habitantes, 600.000 judíos -muchos supervivientes del Holocausto- y 150.000 palestinos. El Estado cuenta hoy con casi 9 millones de ciudadanos, el 74,6% judíos -un 12% religiosos ultraortodoxos- y el 20,9% árabes, a los que diversas leyes discriminan.

Cuando se fundó, con David Ben Gurion a la cabeza como líder del movimiento sionista, el país estaba enraizado en el socialismo y la organización comunal de los pioneros de los kibutz, que trabajaban la tierra. "Israel era un país pobre, pero se ha convertido en uno de los más prósperos del mundo, líder en tecnología, en ciencia, con 12 premios Nobel y uno de los mejores ejércitos. Es uno de los grandes éxitos del siglo XX, logrado en medio de la diversidad", asegura Ephraim Karsh, director del Centro Begin-Sadat para Estudios Estratégicos de la Universidad de Bar Ilan.

Del Israel de los pioneros no queda nada, casi todos los kibutz se han privatizado y el país es ahora la Nación Start-Up por su gran número de negocios emergentes. La economía israelí es sana, su moneda (shekel), fuerte, el índice de paro es bajo y las inversiones extranjeras aumentan.

Nivel de probreza

No obstante, según la OCDE, el nivel de pobreza es del 20%. Entre los judíos ultraortodoxos y los árabes, comunidades marginadas en el mercado laboral, es del 45% y el 49%. Los ultraortodoxos, cuyas fricciones con los seculares van en aumento, serán el 32% de la población en 2065.

La desigualdad ha crecido en el país y muchos salarios son bajos. La calidad de la enseñanza y la sanidad han disminuido, según la OCDE, y el Gobierno no invierte lo necesario para mejorarlas. El precio de la vivienda se ha disparado y fue una de las denuncias en las protestas estilo 15-M español que agitaron el país el verano del 2011. En esas manifestaciones apenas se nombró la ocupación de los territorios palestinos, ni tan solo porque engulle grandes recursos económicos.

La mitad de los israelís quieren acabar con la ocupación, pero les preocupa más la economía. "La parte del país de izquierdas, a la que llamo Tel-Aviv, no siente ninguna urgencia por solucionar el tema, al revés que en los 80 y 90. Vivimos bien, nada nos amenaza -lo de Irán es un bluff-, la situación de seguridad es buena, hay prosperidad económica y no estamos aislados ¿Por qué el señor o la señora Tel-Aviv tendrían que manifestarse?", opina Michel Warschawski, escritor y activista de izquierdas.

Para Meir Margalit, director del Centro para el Avance de Iniciativas de Paz, Israel ha experimentado una derechización. El Gobierno actual, encabezado por Netanyahu, es el más derechista de la historia del país. Este cambio, según la abogada Lea Tsemel, ha llevado "a la discriminación y el racismo. El Gobierno impulsa ahora una ley para controlar al Supremo y poder hacer y deshacer cómodamente".

"En los años 50 y 60 aún éramos un país humanista, pero hemos perdido la brújula ética y moral, y de ser un Estado con un ejército pasamos a ser un Ejército con un Estado. Somos un país militarista, extremadamente nacionalista y casi fascista, incapaz de sentarse a negociar la paz", señala Margalit.

Proceso de paz

Del proceso de paz entre israelís y palestinos, iniciado en la Conferencia de Madrid, en 1991, tras el estallido de la primera intifada palestina, en 1987, quedan las cenizas. En Cisjordania y Jerusalén este, sigue aumentando el número de colonos (600.000 en total).

La empresa colonial se inició después de la Guerra de los Seis Días, en 1967. Tanto los gobiernos laboristas como los del partido de derechas Likud la han impulsado. Lo hizo también Isaac Rabin, el primer ministro que firmó los Acuerdos de Oslo en 1993 con el líder palestino Yáser Arafat. El asesinato de Rabin por un judío de ultraderecha en 1994, fue para muchos un punto de inflexión que frustró las expectativas de una paz final con los palestinos. 

Las negociaciones del 2000 en Camp David, auspiciadas por Bill Clinton, acabaron sin acuerdo y el entonces jefe del Gobierno israelí, Ehud Barak, responsabilizó a Arafat. "Si los palestinos decidieran hacer la paz, la tendríamos mañana. El presidente palestino, Mahmud Abbás, no quiere reconocer a Israel como Estado judío, ese es el problema", argumenta Karsh.

Ocupación y bloqueo

Warschawski, en cambio, considera que los palestinos "lo han probado todo: la lucha militar, la diplomacia, el movimiento popular. Y la solución, que parece más lejos, tendrá que imponerse desde fuera". Margalit indica que las intifadas, sobre todo la del 2000, que causó decenas de muertos civiles israelís en ataques, contribuyeron a la derechización de la sociedad israelí, pero fueron "una reacción a la opresión de Israel".

El país, al que las guerras que ha librado no han fijado sus fronteras, ocupa los territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén este y los Altos del Golán sirios, y mantiene un bloqueo sobre Gaza. En siete décadas, no ha logrado firmar la paz con los palestinos, Siria y el Líbano, pero sí con Egipto y Jordania, y se ha acercado a Arabia Saudí y a otros países árabes porque "la amenaza iraní los ha unido", señala el analista Ephraim Inbar.