Trump prorroga un mes más las exenciones arancelarias a la Unión Europea

Donald Trump, en rueda de prensa, en los jardines de la Casa Blanca, este lunes.

Donald Trump, en rueda de prensa, en los jardines de la Casa Blanca, este lunes. / CK

Ricardo Mir de Francia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La delicada salud de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea dependía de una fecha: el 1 de mayo. Este martes se acababa el plazo fijado por la Administración de Donald Trump para decidir la suerte de las exenciones arancelarias que concedió a la Unión Europea y otros cinco países aliados, todos ellos temporalmente a salvo de los onerosos gravámenes impuestos en marzo a las importaciones de acero y el aluminio. Pero de momento, nada cambiará. La Casa Blanca ha retrasado un mes más su decisión para dar margen a las negociaciones con sus socios comerciales.

En términos prácticos, eso significa que las exenciones se prolongarán como mínimo hasta el 1 de junio, un escenario que concede un respiro a Bruselas y deja en suspenso la posibilidad de una guerra comercial. El aplazamiento sirve para esquivar el choque de trenes a corto plazo, pero de ningún modo bastará para disipar la incertidumbre que se ha apoderado de los exportadores europeos, incapaces de predecir las reglas del juego con las que tendrán que competir en el mercado estadounidense.

Para la UE, se trata de una decisión totalmente insastisfactoria, que prolonga la "incertidumbre" de sus mercados y sus empresas y ha vuelto a reclamar una "exención permanente". La Comisión Europea ha dicho "tomar nota" en un comunicado de la decisión del Gobierno estadounidense  y ha advertido de que la Unión Europea "no negociará bajo amenaza".

"He considerado que la forma necesaria y apropiada para abordar la amenaza que representan para nuestra seguridad nacional las importaciones de productos de aluminio desde estos países pasa por continuar las discusiones y prolongar temporalmente las exenciones”, ha dicho Trump a través de una proclamación oficial. Se refería a la Unión Europea, México y Canadá, tres de los socios comerciales de EE UU que quedaron exentos de los nuevos aranceles, un 25% para el acero y un 10% para el aluminio. En términos muy semejantes se ha referido al acero.

Industria y diplomacia en vilo

La decisión de Trump había puesto en vilo a la industria y la diplomacia europeas, que no han dejado de maniobrar en el último mes para tratar de encauzar la disputa comercial con Washington. Tanto el presidente francés, Emmanuel Macron, como la cancillera alemana, Ángela Merkel, viajaron a la capital estadounidense la semana pasada, entre otras cosas, para tratar de convencer a Trump sobre los aranceles. Ambos tuvieron que escuchar públicamente una letanía sobre los supuestos abusos comerciales europeos y aparentemente uno y otro se marcharon sin la garantía de un acuerdo.

El domingo ambos dirigentes hablaron por teléfono, una conversación a la que se unió también la primera ministra británica, Theresa May y, en palabras de Merkel, concluyeron que Europa está “decidida a defender sus intereses en el marco del comercio multilateral”. El Gobierno francés, según un comunicado de los ministerios de Exteriores, Economía y Finanzas, seguirá trabajando para que la Unión Europea se beneficie de una exención "total, permanente e incondicional", porque en su opinión "nada justifica que sea sometida a aumentos unilaterales de derechos de aduanas" al respecto.

Bruselas ya advirtió semanas atrás que, si los aranceles estadounidenses se materializaban, contratacaría gravando productos estadounidenses por valor de 3.000 millones de euros. La lista incluye exportaciones icónicas como los Levy’s, el burbon o las motos Harley, en algunos casos originarias de los mismos estados de los que proceden los líderes republicanos en el Congreso. Por el momento, no hará falta que la UE desenfunde sus pistolas, aunque la posibilidad de un acuerdo se antoja todavía complicada. 

El motivo parece estar en las cuotas. La Casa Blanca anunció ayer que tiene un principio de acuerdo con Brasil, Argentina, Australia y Corea del Sur para que las exenciones para cada uno de ellos sean permanentes. Pero esos acuerdos incluyen cuotas para restringir el acero y el aluminio que exportan EE UU, una condición a la que Bruselas se niega alegando que viola las reglas de la Organización Mundial del Comercio.